Raúl Vicente, en 'Herrera en COPE': “En el momento de fallecer, las ondas gamma se volvieron más potentes”

El equipo dirigido por el físico investigador en la Universidad de Tartu ha logrado registrar la actividad de un cerebro humano en el momento del fallecimiento

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Es mucha la gente que, tras estar al borde de la muerte, afirma haber visto pasar la vida ante sus ojos. Una frase poética que, además, podría ser cierta.

Esto es lo que ha descubierto el equipo dirigido por Raúl Vicente, un físico investigador español que está trabajando en la Universidad de Tartu, en Estonia. Ellos sometieron a un electroencefalograma, es decir, a una prueba que detecta la actividad eléctrica del cerebro a un paciente de 87 años. Y detectaron, por primera vez en la historia, la actividad del cerebro humano en el momento de fallecer.

Un descubrimiento, que según el investigador, “fue un accidente por completo. Es decir, fue algo que ni fue un experimento ni algo planeado”. Según nos ha contado el neurocientífico, el paciente llegó al hospital por un “traumatismo provocado por una caída”. Después de eso se le realizaron las pruebas pertinentes y se descubrió que tenía un “hematoma subdural”. Es decir, una “acumulación de sangre el cráneo y una de las membranas que recubren el cerebro”.

Una vez diagnosticado, se comenzó un procedimiento para intentar “evacuar y absorber ese hematoma”. La operación fue un éxito y el paciente comenzó a recuperarse. Pero, al tercer día, su condición empeoró y se produjo un “episodio de convulsiones”.

Eso fue lo que llevó al equipo a hacer un electroencefalograma y fue esa prueba la que permitió detectar la actividad del cerebro humano en el momento de fallecer. Un hallazgo que Raúl Vicente ha descrito en 'Herrera en COPE': “Lo que vimos es algo bastante inusual. Uno esperaría que la actividad cerebral decayera paulatinamente pero lo que vimos es que hay un tipo de ondas, las ondas gamma, que resulta que en lugar de silenciarse paulatinamente lo que hicieron fue volverse más potentes, más intensas”. Al final, lo que descubrieron es que el cerebro, en el momento de la muerte, especialmente estas ondas gamma, se comportan de forma “similar a cuando el cerebro sueña”, demostrando así que la afirmación de que la gente ve pasar su vida ante sus ojos antes de fallecer podría ser completamente cierta.