Una psiquiatra, sobre los padres que sacan a sus hijos en redes: "Objetos al servicio de su vanidad"

Maribel Rodríguez ha pasado por los micrófonos de 'Herrera en COPE' para explicar las actitudes que tienen algunos padres al mostrar a sus hijos en redes y definir el narcisismo

Redacción Herrera en COPE

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La psiquiatra Maribel Rodríguez, cum laude y experta en problemas con el sentido de la vida, se pasa este jueves por los micrófonos de 'Herrera en COPE' para hablar acerca del narcisismo y su libro 'Librémonos del narcisismo'.

Muchas personas viven adictas a la atención que dan los likes. Cuando uno es más joven, un niño, y se centra en conseguir la aprobación de los demás y no consigue el éxito que esperaba, su cerebro tiene una reacción. Las personas pueden llegar a sentir una gran frustración, ya que podrían haber "confundido su vida con el número de likes, la existencia con la aprobación", afirma la psiquiatra. Hay diferentes grados de narcisismo, pero todos en algún punto podemos llegar a ser algo narcisistas.

El narcisismo patológico se define como una forma de ser cristalizada, uno siempre se comporta así. La persona que lo padece vive "poseída en un complejo de superioridad, sintiéndose divina y superior a los demás". No tiene empatía y vive esperando que la vida le favorezca en todo. La persona narcisista siempre es así. Depende del grado o lo que le hayan explicado de sí mismo, la persona sabe si es narcisista o no. En los casos más extremos no se entiende que se califique a una persona como narcisista, ya que se entiende a sí misma como algo divino.

Cómo nace una persona narcisista

Un narcisista nace por dos vías diferentes. La primera, según afirma la doctora Rodríguez, nace “de una excesiva admiración de los padres que fabrican a un niño con sus mismos talentos”. “El niño acaba creyendo que es eso que adoran los demás en él”. En el otro extremo, está “el niño que no es reconocido y valorado tal y como es. Cree que siempre tiene que ganárselo”.

“Cuando un padre es narcisista, espera que su hijo se adapte a sus expectativas para seguir en esa fantasía de ser divino. Es como un trofeo, algo que tiene que exhibir”. La psiquiatra considera que es una barbaridad exponer a los hijos en redes sociales, “les expones a sufrir agresiones de perversos y les estimulas un narcisismo insano”, incide.

Hay personas que ya viven de sus hijos en las redes sociales. Influencers que utilizan lo graciosos o guapos que son sus hijos para enriquecerse y obtener más likes”, subraya la especialista. “Objetos al servicio de su propia vanidad personal”, continúa.

Hay narcisistas de todos los tipos. “La sonrisa y la mirada es una de las claves para detectar a un narcisista”.

En cuanto a la relación de pareja, cuando das con alguien narcisista, hay quienes espían el teléfono del otro por inseguridad, por miedo o narcisismo o deseos de poder (narcisista grandioso). Un narcisista en pareja puede hacerte sentir la víctima, confundirte y provocarte confusión. “Hacerse la víctima es un tipo de estrategia que puede usar el narcisista para darte pena, hacerle un favor…”.

Un dirigente narcisista

En la política hay “mucho narcisismo”. Una psiquiatra francesa, afirma Rodríguez, en una obra llamada 'Los narcisos han tomado el poder', se basa en la figura de Donald Trump para ejemplificarlo. “No sabría decir un político que no le vea narcisista”, explica la psiquiatra. Se debería priorizar el interés común antes que el particular.

El peligro de estar gobernado por alguien narcisista tiene que ver con que la persona que gobierno no busque el bien común, se podría hacer un filtro psiquiátrico a la hora de acceder a ciertos puestos de responsabilidad.

“Si uno se da cuenta de que tiene actitudes narcisistas y no es algo grave y extremo, se puede dejar de serlo”, afirma la psiquiatra. “El narcisista se cura a través de una depresión”. Cuando alguien deja de ser narcisista, tras ello, hay un dolor. “Es como morirse”, subraya Rodríguez.

Ser presumido no tiene, por otro lado, por qué ser narcisista. Aunque se debe “ir a lo real”, concluye.