‘Crónicas perplejas’: “A estas alturas de la vida nos da más miedo ver el Telediario que poner ‘El Exorcista’”
Habla Antonio Agredano de Halloween
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Habla Antonio Agredano En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus ‘Crónicas Perplejas’.
Los monstruos no acaban en la infancia. Nos hacemos mayores, pero ahí persisten a nuestro alrededor, inesperados y amenazantes. Los fantasmas, por ejemplo, están en todas partes. Estos hombres enchaquetados que viajan en el AVE y hablan muy alto por teléfono, haciéndose los importantes. O esos que presumen de sus conquistas y de sus amores y de sus largas sesiones de cabecero chirriante. Qué hartura. Casi prefería a los de las sábanas con agujeros y cadenas en el tobillo.
Y los vampiros. Los hay a patadas ahora. No llevan capa, pero te chupan la energía igual. Son fáciles de identificar. Son esos que te preguntan cómo estás y cuando vas a contestar te dicen ellos: “Yo fatal, también”, y te empiezan a contar sus penas, sus achaques y sus historias. Y luego están las momias. Esos amigos apalancados, que todo les da pereza, que no hay forma de sacarlos de casa y cuando lo haces se van quejando todo el rato.
Madurar es enfrentarse a nuevos monstruos. El problema es que de niños nos metíamos en la cama de nuestros padres y de mayores hay que tener mucho cuidado con las camas en las que nos metemos. A veces es peor el remedio que la enfermedad.
Hay oscuridades que no acaban nunca. Pero ya no basta con echarse la sábana por encima. Quién le iba a decir a ese niño que la vida adulta traería sus propios temblores. Los cementerios empiezan a dar miedo por cosas muy diferentes. El tiempo va demasiado ligero. Mirarnos al espejo, algunas mañanas, da verdadero pánico. Las resacas son interminables. Las calabazas aparecen en el Tinder.
Llevar el coche al taller, que te llamen del colegio porque el niño ha vomitado, la alopecia, la ciática… es terrorífico. La inflación, la ITV, la hipoteca… a estas alturas de la vida nos da más miedo ver el Telediario que poner El Exorcista. Empiezo a darme cuenta de que tener cuarenta años es como vivir un Halloween diario. ¡Qué susto!.