‘Crónicas perplejas’: “Viernes Negro es la vida. Black Friday es, por un momento, fiarlo todo a un capricho"

Habla Antonio Agredano del Black Friday y las compras compulsivas que hacemos durante estos días

Antonio Agredano

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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus ‘Crónicas Perplejas’.

“Para algo trabajo”, me digo a mí mismo cuando estoy en la cola de una tienda. Pocos placeres comparables al de gastarse los dineros en algún capricho innecesario. No soy un manirroto, pero tampoco acabaré nadando en monedas como el Tío Gilito. La culpa es un músculo innecesario. Y no hay culpa más vulgar que la del dinero. El dinero no da la felicidad, pero lo intenta. Y yo le alabo el entusiasmo. Por eso, espero que hayáis gastado mucho dinero en el Black Friday. Que el consumismo os haya poseído por completo. Que tengáis la casa llena de cachivaches prescindibles y ropa que no os vais a poner nunca.

Porque mirad, cuando leo lo del Black Friday, lo del Viernes Negro, pienso en otra cosa. Viernes Negro es que te llamen del colegio porque tu hijo tiene la caca suelta y se le ha escapado un puntito y tienes que salir del trabajo, coger una muda nueva y toallitas y proceder al cambio. Viernes Negro es que tu jefe te ponga una reunión a las dos de la tarde para echaros una bronquita antes del fin de semana. Viernes Negro es que el coche no arranque, la carta con el IBI, los dramas impostados de tus compañeros de trabajo. Viernes Negro no es comprarte un móvil nuevo, sino que a ese móvil sólo te lleguen mensajes absurdos del grupo de madres y padres del colegio. Los hijos de los demás siempre son más listos y más guapos y más espabilados que los tuyos, o eso dicen los pesados.

Viernes Negro es casi cada viernes, con nuestras rutinas, nuestras exigencias, nuestras frustraciones, nuestro hartazgo, nuestros compromisos, nuestro Dalsy, nuestro Apiretal y nuestro dolor de rodillas. Querer hacer cosas y que la vida no te dé para las cervezas y los amigos y los respiros. Viernes Negro es la vida. Y esto del Black Friday es, por un momento, fiarlo todo a un capricho. A una tontería con la que entretenernos. Un pequeño escape. Ir de compras no es una necesidad, es una evasión. Y si con esto que digo soy un ogro capitalista y frívolo, pues apuntadme en la lista de personas non gratas. Basta de culpas. Lancémonos al hermoso mundo de lo inútil, de lo superfluo, de lo prescindible. Habrá cosa más bonita que un precio tachado y otro más barato por encima. Disfruten. Que para sufrir siempre hay tiempo.