Del Val: "Cuando dejamos pasar una mentira, y otra, y otra, la mentira se establece"

Luis del Val

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"Informa Luis Durán, en el diario El Mundo, que el conductor de un autobús despacha a una anciana que necesitaba ir al médico, porque le pretendía pagar con dinero en metálico. Y la despacha. Y la compañía defiende al conductor, que es defender el abuso y la ilegalidad, porque pagar con dinero es absolutamente legal en este país, y no lo puede prohibir una compañía de autobuses a la que se la ha concedido un servicio público. PÚBLICO. O sea, al servicio de la sociedad, no la sociedad al servicio de las empresas de autobuses. Si esa empresa vende pasteles y quiere exigir a sus clientes que le paguen con tarjeta, que lo haga, porque los clientes se pueden marchar a otra pastelería, pero esa anciana quería ir a Arganda a que le viera el médico y no dispone de otro servicio, porque la empresa tiene el monopolio de viajeros, y se ha debido creer que también tiene el monopolio de cómo deben pagar sus clientes. Es la línea 322 y me da lo mismo que sea autonómica, estatal o privada, porque los abusos, los atropellos a la ciudadanía, su calificación, es independiente de quién los comete y los autoriza.

Tenemos que soportar que el Gobierno legítimo de España nos niegue el derecho a saber cuántos son los compatriotas muertos en esta pandemia; tengo que salir con mascarilla a la calle, porque lo ha ordenado el embustero contemporáneo, que hace unas semanas decía que no eran necesarias las mascarillas, no porque no lo fueran, sino porque la impericia del Gobierno se había despreocupado del abastecimiento, y no querían filas en las farmacias, y el embustero mentía a la órdenes de un Gobierno tan legítimo como mentiroso. Debo explicarle a Hacienda cuánto gano para pagar los impuestos correspondientes y, ahora, tengo que pagar con tarjeta para que Hacienda sepa también, cómo me gasto el dinero. Y, entonces, a la compañía de autobuses, aunque sea una cantidad tan ridícula como dos euros, sesenta céntimos, se los tengo que pagar con una tarjeta de crédito. Desde luego, a mí me hubiera tenido que echar a patadas el conductor, por la fuerza, o llamar a la Policía, a los que les hubiera pedido en qué ley, en qué reglamento, en qué disposición queda derogado el derecho constitucional a abonar una mercancía o un servicio con dinero emitido por el Banco de España.

La Comunidad de Madrid es cómplice

No me ha quedado más remedio que soportar el confinamiento más largo del mundo Occidental, merced a la improvisación de mi Gobierno legítimo, y a aguantar las soberbias y tarascadas del menguante Marlaska, antes Grande, con el honorable cuerpo de la Guardia Civil, pero eso no quiere decir que sea campo propicio para callarnos y aguantarnos ante las tarascadas de un conductor de autobús, y de la compañía. Es decir que los directivos de la Comunidad de Madrid, responsables de esa línea, son cómplices y jaleadores del abuso y la persecución a una anciana que necesitaba ir al médico.

Y no les parezca un asunto fútil. Cuando dejamos pasar una mentira, y otra, y otra, la mentira se establece como cuando dejas pasar los abusos. Porque eso es lo que alimenta que el abuso pase a ser normal. O sea, la nueva normalidad de callar ante la mentira y someterse ante el abuso".