Del Val:"Al turismo no le engaña nadie, va donde pueda olvidarse de sus problemas"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Usted, que nos escucha, quizás pertenezca a ese sector de personas que planean sus vacaciones con bastantes semanas de antelación, pero según Teresa Ribera y otras inteligencias expertas en Turismo, los europeos que nos visitan -o nos visitaban, a millones- están esperando a ver qué dice el gobierno de España, antes de mediados de julio, para decidir si vienen o no. Alemanes, británicos, suecos, daneses, etcétera, lo primero que hacen estos días es mirar a ver si el Gobierno de España decide no quitar esa cuarentena tan divertida, de tal manera que si deciden pasar veinte días, dos semanas se las pasarán sin salir del hotel. El presidente de la República Francesa, que no entiende de estos alicientes, ha recomendado a los españoles que no vengan a España, pero tranquilos que don Alberto Garzón -se lo juro, es ministro- todavía no se ha enterado de que cuando le ingresan el sueldo en su cuenta corriente, de cada 100 euros, trece o catorce, proceden de ese sector que él cree que vive a salto de mata, estacional, inseguro y pobre. No obstante, cuando le preguntaron por sus declaraciones en el Congreso de los Diputados, dijo que tenía un plan para fortalecer el Turismo. Naturalmente el plan es tan secreto como los componentes del Comité de Expertos sanitarios, sector te lo juro de mi madre.

Claro que, en la pugna por cargarse el Turismo, los secesionistas catalanes le llevan al ministro Garzón una gran ventaja, porque hace cuatro día, como aquél que dice, tenían brigadas que asaltaban autobuses, y sigue de alcalde de Barcelona una señora que, cada vez que le informaban de que 2000 personas que viajaban en un crucero, iban a desembarcar en la ciudad, y tomar taxis, comprar en los comercios y comer en los restaurantes, se ponía enferma. Ahora debe de estar muy contenta. Bueno, pues en esas, Torra -no sé si se acuerdan, aquél pelma que estaba siempre con el prusés, antes del coronavirus- ha reaparecido y “no me lo puedo de creer” que dicen en el pueblo de mi tía Pascualina, ha pedido que los españoles que vivimos fuera de Cataluña vayamos a sus playas, que seremos bien recibidos. La idea no es mala, porque, mira, entras a un restaurante de la Costa Brava y te dan la carta en inglés, en alemán, en francés y en catalán. Si pides, insistes, y te pones tan pelma como un secesionista, es probable que te traigan una carta redactada en castellano, pero eso me parece una equivocación porque lo bueno para el español que vive fuera de Cataluña es que llegas al restaurante, y te parece que estás en la Costa Azul francesa, o haciendo el guiri por Londres.

A mí esta llamada me ha conmovido, porque si empiezan a ser amables con los españoles que viven fuera de Cataluña, igual comienzan a no perseguir a los españoles catalanes que residen allí, que una cosa lleva a la otra. El PNV engañó a Rajoy, Sánchez engañó al PNV, y Bildu, el club de fans de los asesinos de ETA, no engaña a nadie. Al turismo tampoco le engaña nadie. Siempre va a los lugares donde pueda olvidarse de sus problemas, no a resolver los problemas de sus anfitriones.