Las palabras de Luis del Val en el Día del Pilar que han dejado deslumbrado a Herrera

No te pierdas la fotografía de Luis del Val  en 'Herrera en COPE' en este día grande de las Fiestas del Pilar en Zaragoza

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El 12 de Octubre es el día de la Fiesta Nacional de nuestra patria. También es el día de la Virgen del Pilar, coincidiendo con el día de la patrona de España. De la misma forma, es patrona de la ciudad de Zaragoza, como no podía ser de otra manera, después de ser la ciudad que alberga el templo mariano más antiguo de la cristiandad. Además es la patrona de la Guardia Civil, que celebra su día grande coincidiendo con nuestra Fiesta Nacional.

Luis del Val, periodista, escritor y colaborador de 'Herrera en COPE', ha querido aprovechar este 12 de octubre para dedicar unas palabras muy emocionantes a este Día del Pilar. 

Hasta el mismo Carlos Herrera ha subrayado un par de veces lo "bonito" que estaban siendo las citas del zaragozano. "¡Enhorabuena! Un mañico como Luis del Val no podía escribr otra cosa hoy", ha dicho de forma agradecida el comunicador.

Aqú puedes leer el texto completo de Luis del Val:

“Buenos días, pido perdón de antemano pero en este día se me pone el alma de jota y el corazón de guitarra. Y es que para el Pilar, sabe la jota a rosa recién abierta, a besico de la madre y a visita mañanera.

Son cuatro estrofas que se convierten en seis y que como decía Manuel Machado, Manuel, no Antonio, que fue bibliotecario en el Ayuntamiento de Madrid, hasta que el pueblo las canta, las coplas, coplas no son, y cuando las canta el pueblo, ya nadie sabe el autor.

Y hay unos latigazos líricos estremecedores, tremendos, de poetas fortuitos que nunca conoceremos, y que en la parte de atrás de un recibo en la margen de las páginas de un periódico, con premura y sin pensar, escribieron cuatro esquinas de amor o de pena, de nostalgia o desafío, que se han quedado para siempre tan clásicas como la literatura de los consagrados.

Recuero José Oto rotundo y fuerte, recordando a una jotera recién fallecida cantar eso de cuándo se murió le puse mi pañuelo por su cara para que la tierra no toques, boquita que yo besara. El amor del hombre por la mujer, pero también el amor de la mujer por el hombre del que nace está jota. Cuando una baturra quiere a quien la sabe querer, de tanto querer se muere, y muerta, quiere también.

Por el amor a la patria, la chica y la grande, España va tan adentro del sentir de mi Aragón, que ser baturro supone ser doblemente español.

Y el amor claro a la Virgen, tuve un tío al que no creo haberle visto ir a misa nunca pero iba al Pilar a ver a la Virgen y se quedaba de pie un rato, luego daba media vuelta y salía del templo en silencio.

Un día escuche una jota que parecía escrita para él. Entré un día a ver la Virgen y como no sé rezar, canté una jota despacico y vi a la Virgen llorar.

Pido perdón de nuevo pero en este día se sientan los recuerdos a mi lado y me dan pellizcos de Bandurria y me llevan por la calle Alfonso y me susurran coplas al oído y hay una que este invierno musitaré en el lugar más tranquilo del pueblo de Ateca, una jota que no sabía que un día me iba a parecer que estaba dedicada a una circunstancia personal y que dice tan escueta como lírica, tan rotunda como delicada: 'Cómo quieres que en invierno den rosicas los rosales, si fue una tarde de enero cuando se murió mi madre'.

Decía Vázquez Montalbán que la vida no era un tango sino un bolero. Y es posible que por Navarra, La Rioja y Aragón, la vida pueda ser un puñadico de jotas”.