Luis del Val, ante el caso Luis Rubiales: "Toda desmesura llega a convertirse en ridícula"
Pese a los insultos que sabe va a recibir, el profesor asegura que leyendo y oyendo las críticas a Rubiales "parece que estamos ante el mayor delincuente del siglo"
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Luis del Val pone el foco de 'La Imagen del Día' de Herrera en COPE en la polémica creada con el presidente de la Real Federación Española de Fútbol y su "lamentablemente famoso beso" a la jugadora y campeona del mundo, Jennifer Hermoso.
"Cuando comenzaron las primeras críticas al pico del presidente de la Federación a una jugadora, me parecieron convenientes. Cuando arreciaron, me sorprendió la unanimidad, en un país como España, donde es tan difícil que nos pongamos de acuerdo, pero cuando ya han arreciado tanto, que parece que estamos ante el mayor delincuente del siglo, y la polémica parece que deriva en si el fusilamiento tendrá lugar al amanecer o se optará por la vuelta del garrote vil, me he dado cuenta de que toda desmesura llega un punto en que se vuelve ridícula.
Y ya, cuando ayer, contemplé a Pedro I, El Mentiroso, afectado por el terrible delito cometido con el piquito -que ni siquiera fue un beso- él, que está a punto de asociarse con un delincuente perseguido por la Justicia, me percaté del cinismo que suele envolver a las grandes indignaciones.
El beso más famoso de la Historia lo captó el fotógrafo Alfred Eisenstaedt, el 14 de agosto de 1945, en Times Square. Japón se había rendido y acababa la II guerra Mundial. Un marino, que había llegado de Filipinas, se cruzó con una mujer vestida de blanco y le dio un beso de alegría. La mujer vestida de blanco era la enfermera de un odontólogo, que acababa de salir de la consulta, y dijo que se lo había permitido, porque estaba luchando por su patria. El beso fue largo, con abrazo, y quiebro de cintura como un paso de tango.
El piquito de Rubiales, en cambio, fueron dos segundos. No era el final de la guerra, pero era el campeonato del mundo. Y sabía que había cámaras y público. No fue un acoso escondido en la última fila del cine, pero no fue pertinente, ni afortunado.
Lo más zafio fue manipular las declaraciones de la jugadora. Lo más torpe. Y el autor de los dos segundo y medio de pico ha pedido disculpas. A mí me parece un machista chulesco, que tanto abundan en el fútbol, pero no es un asesino en serie, ni un violador, y no creo que la víctima haya quedado traumatizada y tenga que ir al psiquiatra.
Creo que los cargos representativos deben mostrarse educados y corteses. Pero no es el delincuente del año, ni siquiera de la semana. Y me imagino que, a partir de esta opinión, me tildarán en las redes de machista. Me da igual. Ya dije hace un par de meses en una entrevista que Internet es el refugio de los frustrados y cobardes para insultar sin riesgo".
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