Luis del Val dice adiós a María Jiménez: "Ahora podrás abrazar a Rocío, que siempre tendrá 17 años"

El profesor pone el foco en la muerte de la artista María Jiménez

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El nombre de María Jiménez

, en el chalé de los Santisteban, en Majadahonda. También de una noche trágica, terrible, la peor en la vida de María. Pepe Sancho, que adoptó y dio su apellido a la hija de María, llevó a María

Rocío a la estación de Chamartín a que tomara el tren para ir a pasar unos días a Extremadura.

De madrugada,

, sonó el teléfono, y un agente la Guardia Civil hablaba de que

“¡Imposible!, decían María y Pepe, iba en el tren”. Pero no fue en tren, porque cuando se marchó Pepe Sancho de la estación, María

Rocío se montó en el coche de unos amigos que habían ido a buscarla para hacer el traslado por carretera y, a sus diecisiete años, emprendió el

Esa noche de enero fue la más lacerante, la más terrible, la que

Tras ese luto que no acaba nunca, vino Alejandro, y recuerdo a Pepe tirando a su hijo a la piscina de los Santisteban con tres años, y el asombro de María y sus risas, cuando Pepe se lanzaba a rescatarlo. Después, llegó ese choque de trenes

divorcio, y los amigos tomamos partido, y ya solo queda enviarle un abrazo a un huérfano, llamado Alejandro, que alguna noche durmió en nuestra casa, por compromisos artísticos de sus padres.

Como aragonés, en ocasiones, me divertía su tozudez tanto como su ingenio para regalar un comentario irónico, una observación sagaz, una radiografía humorística.

Y, sobre unas tablas o un tablao, no necesitaba preparación ni entrenamiento, porque sentía la bulería risueña con la misma intensidad que el dramatismo en el pasaje de una copla, y sabía seducir, y surgía una coquetería tan natural como el nacimiento de los tréboles en tierra húmeda, que encandilaba y hechizaba y persuadía. Adiós, María, en esta mañana de trémolos oscuros. Ahora podrás abrazar a Rocío, que siempre tendrá diecisiete años, y como ya no habrá competiciones, ni riñas, dale otro abrazo a Pepe, mientras os recuerdo en el chalé de los Santisteban, que también estarán con vosotros.