Del Val: "Hay entre 70.000- 80.000 personas en el norte de África dispuestas a llegar a una playa este verano"

Vuelve a insistir el profesor en el problema que tenemos con los migrantes

Luis del Val

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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de "Herrera en COPEen la migración y sus consecuencias:

El día de playa se presenta prometedor. Las temperaturas no van a ser muy altas, y una suave brisa, de ocho o diez kilómetros por hora, acaricia las pieles descubiertas, y refresca los sucintos tejidos que cubren los cuerpos. De repente, una chica, que está en lo alto de la escalera de avistamiento del puesto de socorro, le grita algo a un compañero de abajo. Este sube, toma sus prismáticos, observa, se los devuelve, y baja rápidamente, mientras habla por el teléfono en tono nervioso y apresurado.

Todo este movimiento comienza a advertirse en los grupos de veraneantes más cercanos y, cuando los socorristas que había en el interior de la caseta, salen en tropel, y se pasan otros prismáticos de uno a otro, todo el mundo empieza a mirar al horizonte, donde parece verse una barca muy llena de gente. “Serán algunos niñatos irresponsables”, dice en voz alta un tipo mayor, porque los tipos mayores somos muy dados a culpar a los jóvenes hasta de los cambios meteorológicos.

Pero no son unos niñatos, aunque algunos sean menores de edad, sino unos migrantes, que vienen a bordo de una patera, y su color oscuro, no es por estar al sol muchas horas en la cubierta de un yate, sino por su raza o por su etnia. Anteayer, sucedió en la playa de los Genoveses, en Almería y, hoy, o mañana, puede ocurrir en cualquier playa andaluza, porque hay entre 70.000 y 80.000 personas en el norte de África, dispuestas a llegar a una playa española, este verano, al margen de las decenas de miles que se prepararan, exactamente para lo mismo, en el oeste africano para llegar a Canarias.

La estampa de contrastes atrae a sentimentales, demagogos, misericordiosos, y políticos que intentan sacar provecho electoral con sus comentarios partidistas, pero habrá que poner, además de caridad, algo de raciocinio, ante una invasión tan pacífica como incontrolable.

Por cierto, parece que 25 de cada cien jóvenes españoles no creen en la democracia, y les daría igual vivir en otro régimen. Otro régimen, por ejemplo, es del que vienen estos migrantes que se juegan la vida y, a veces, la pierden en el intento. Pero no voy a discutir con la cuarta parte de los jóvenes españoles. Eso sí: una cosa es que los alquileres de pisos estén imposibles, y, otra, que te empujen a jugarte la vida. Pero no les digan nada. Están de vacaciones. No les molesten.