Luis del Val: "Una persona de 80 años es, en primer lugar y principalmente, una persona"

Es la respuesta del profesor a la decisión de la Generalitat de negar el ingreso en la UCI a los mayores de 80 años

Luis del Val

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Puede que la orden de la Generalitat de retirar las tiendas de campaña del Ejército obedeciera a razones funcionales, y creo que son más prácticas las mamparas que las lonas.

Pero lo que motivó ayer la aparición de la consejera de Sanidad de la Generalitat, doña Alba Vergés, fue el revuelo que ocasionaron las instrucciones internas. Lo de negar el ingreso en la UCI a los mayores de 80 años, y los protocolos exigidos para los que se encuentran entre los 75 y 80, están explicadas con tan escaso pudor que, en algún momento, se habla de buscar el beneficio. Mire, doña Alba, si se trata de buscar el beneficio tendríamos que matar a todos los mayores de 80 años, porque muchos de ellos no trabajan, cobran una pensión y, encima, algunos son dependientes. Ahora, si no abandonamos varios siglos de civilización, y consideramos que una persona de 80 años es, en primer lugar y principalmente, una persona, entonces la visión es distinta. Porque si nos adentramos en el amplio campo del beneficio, tendríamos que condenar a muerte a los discapacitados psíquicos, primero, a los físicos, después, y buscar un Adolfo Hitler que nos llevara al fracaso final.    

Doña Alba Vergés, dijo que, en todo caso, el criterio final depende del médico. Menos mal. O sea, que no hay una pareja de los mozos de Escuadra, asegurándose de que el mayor de ochenta años no es ingresado en la UCI y se le aplica solo la ayuda respiratoria ambulante. Además, la Generalitat es caritativa y, como les consta que eso no alivia la angustia de la respiración, autorizan a que se le pueda administrar morfina. Gracias. Que se mueran, bien, porque eso nos acerca al Plan de Rejuvenecimiento de Cataluña, pero que se mueran sin rabiar. Vale, lo malo es que la morfina empieza a escasear en toda España.

Otra de las recomendaciones es que las ambulancias no recojan a mayores de 80 años para trasladarlos al hospital, porque, claro, los van a mandar de vuelta a casa, doble gasto. Si yo tuviera a mi padre viviendo en Cataluña, ayer mismo me habría lanzado a la carretera, me hubiera saltado las normas, y procuraría habérmelo traído, porque el mayor de 80 años que se contagie lo tiene difícil. Y, además, los cuentan mal.

Eso del conteo de muertos no es exclusivo de Cataluña, ni de Extremadura, porque oficialmente sólo se considera muerto por el Covid 19 el que ha sido diagnosticado o se le realizó la prueba. Pero los que han gozado de un test son tan raros como la gente a la que le ha caído la lotería, que conocemos a muy pocos. Además, los nuevos tests dicen que son fiables al 50%. Eso me recuerda a Eisenhower, en vísperas del desembarco de Normandía. Le dijeron los meteorólogos que las posibilidades de que lloviera eran del 50%. Eisenhower se quedó pensativo y dijo. “Lo echaremos a cara o cruz”. Es una idea. No gasten en tests de chinos que nos engañan como a chinos. Diagnostiquemos a cara o cruz. Y eso sí que doña Alba lo consideraría un beneficio.

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