La reprimenda de Luis del Val a los eurodiputados que acataron la Constitución: “¡Cuánto cuesta ser comedido!"
Habla el profesor del instante en el que tuvieron que cumplir con este trámite y de la manera en el que lo hicieron algunos
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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de "Herrera en COPE” en los nuevos eurodiputados que acataron la Constitución para recibir las credenciales y poder ocupar sus escaños en la Eurocámara:
Los rituales, la liturgia, las normas, forman parte de la civilización, y son inherentes a ella. Por eso, no asistimos a la boda de una hija con unas chanclas y un calzón de baño, que es lo que apetece en verano; por eso, esperamos a que, en la mesa, comience a comer el anfitrión o la anfitriona para hacerlo los demás, y no nos lanzamos como coyotes sobre los platos; por eso, nos sometemos a las costumbres sociales, que no nos hacen esclavos, sino ciudadanos educados y corteses.
Sin embargo, hay algunos tontos contemporáneos que creen que eso es la decadencia burguesa y la falta de compromiso con la revolución. Y como son revolucionarios de salón, pues acuden al Congreso de los Diputados, tras ser elegidos, como si vinieran de arreglar el cuarto trastero de su piso, o de lavar el coche en la calle. Incluso las formalidades de los juramentos de los cargos les parecen un sometimiento insufrible.
Ayer, los nuevos diputados españoles que nos representarán en el Parlamento Europeo, tomaron posesión de sus cargos. La mayoría juró o prometió de acuerdo con las convenciones, pero siempre hay alguno que dice que promete por imperativo legal, porque a los revolucionarios no les va a obedecer la Constitución. Pues claro que es por imperativo legal.
Por imperativo legal soporto que los tontos contemporáneos me representen en Estrasburgo. Por imperativo legal he pagado, hace un par de días, el dinero que Hacienda me ha impuesto, y que servirá para que cobren su sueldo alguno de los tontos contemporáneos que ha llegado a parlamentario europeo, y sueña con hacer una revolución para crear una Europa, donde a lo peor le pasaba como Woody Allen, que piensa que en una guerra, él solo se imagina que a lo más que podría llegar sería a prisionero. Por imperativo legal, y por no caer en el delito de la injuria, me callo los improperios que se me ocurrirían aplicar a los tontos contemporáneos que dicen que juran por imperativo legal, como si los demás fuéramos esclavos del capitalismo, sin pensamiento propio.
Y menos mal que todavía hay cierto freno, porque habrá un día en el que se prometerá cumplir la Constitución, por un equipo de fútbol, por las fiestas patronales del barrio, por el rock duro o por un futuro vegetariano. ¡Cuánto cuesta ser comedido!
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