Un grupo de jubilados de una residencia de Sevilla sale a la calle y esto es lo que reparte a la gente
Hace unos días, y bajo el sofocante calor de Sevilla, un grupo de usuarios de la residencia Orden de San Juan de Dios salió a la calle y sorprendió a los viandantes con este gesto
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La otra mañana en Sevilla hacía ya calorcito. Pasaban los viandantes de camino a lo suyo cuando, de vez en cuando, eran interrumpidos por algún señor o señora que les entregaba un papelito. Los que entregaban esas cuartillas son usuarios de la residencia y el comedor social de la Orden de San Juan de Dios.
Ya sabe usted lo que pasa cuando a uno le paran por la calle y le dan un folleto: me van a pedir dinero; no tengo tiempo, ni ganas; con el lío que me he agendado por delante no me entretengan…
Pero esas personas, inasequibles al desaliento, seguían con sus papelitos. Un señor con el pelo cano iba con prisa y con el Diario de Sevilla debajo del brazo. Los viandantes no echaban mucha cuenta sobre qué decía esa cuartilla. Alguno miraba. Y cuando leían, se paraban en seco.
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La reacción de los sevillanos, conmovedora
Entonces llegaron los abrazos, y llegaron esos minutos que dices que no tienes para pararte y charlar con esa gente que repartía los papelitos. Como esa gente hay 3 millones en España. Tres millones que viven una soledad no deseada.
Así que el señor con el Diario de Sevilla debajo del brazo, se paró un instante. Y leyó. Y se sintió fatal. Tan mal que tuvo que pedir disculpas a esa anciana a la que había tratado de esquivar. "Disculpe, porque no lo he hecho bien".
La Orden de San Juan de Dios se ocupa de esa gente que está sola. Pero cada uno, en nuestro círculo, también tenemos a alguien que no disfruta de las relaciones sociales que quisiera. Y, a lo mejor, quién sabe, hay que empezar a contar a esa gente por nuestros abuelos.
"Qué bonita es la soledad cuando tienes a quién contársela", eso decía el papelito.
Pues eso. A poner oreja.
La costumbre de una vecina centenaria de Zaragoza cada vez que va a un bar a tomar café
Hace solo unos días, en COPE Zaragoza contaron la historia de Pilar, Nati, Leonor y Carmen, cuatro mujeres de Zaragoza y que superan la friolera cifra de los 100 años. Y es que demostraron que son el vivo ejemplo de que la edad es solo un número y la vida se vive tal y como la afrontes.
¿Qué tienen en común estas cuatro mujeres que viven en la Residencia San Antonio de Padua, en Zaragoza? Lo primero, son autosuficientes. Cada mañana se levantan solas, se asean y se visten. Avisan al centro y pueden salir a pasear por las calles del barrio, ir a las tiendas de la zona, hacer recados o incluso tomar café. Esto lo hace, de hecho, Pilar, quien con 101 años cada día va al bar de al lado.
"Todos los días voy al mismo sitio a tomar mi café con leche con churros y todos los días entra alguien a saludarme, porque aquí todos me conocen", contó a COPE Zaragoza. Algunos días va sola, otros va acompañada de sus sobrinos.