La original manera con la que un oyente de Carlos Herrera conquistó a su mujer en una discoteca: “¿Me das…?”

Esta 14 de febrero, día de San Valentín, los fósforos de Herrera en COPE recuerdan cómo fueron sus primeras citas

Pilar Abad

Publicado el - Actualizado

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Este martes 14 de febrero, día de San Valentín, celebramos el amor. Hay para quienes será la primera vez que compartan este día junto a su pareja; otros, llevan muchos años celebrándolo; otros, sin embargo, no tienen nada que celebrar; y otros, que no le dan ninguna importancia a este día, a pesar de estar emparejados.

Escucha completo la hora de 'los fósforos' en 'Herrera en COPE'

Sea como sea, lo cierto es que este día no deja indiferente a nadie, sea –también- que todo hay que decirlo porque llevamos más de un mes con anuncios, ofertas, propaganda… recordándonos la celebración de este día. Vamos, dejamos los turrones y mantecados; y ya estábamos con los bombones, los perfumes y corazones de San Valentín.

Un día para recordar nuestras primeras citas, que pasó aquella vez que quedamos para conocer en quien pudiera llegar a ser nuestra pareja; qué hicimos mal o bien en aquella ocasión… esas historias que nos cuentan los ‘fósforos’ de ‘Herrera en COPE’.

A pesar de cargarse su coche nuevo

Joaquín lo tenía todo preparado para encontrarse, por primera vez, con quien hoy es su mujer. Se había puesto guapo y hasta estrenaba coche. La cita era en un restaurante donde Joaquín la esperaba “y no llegaba y me tomaba una cerveza; tarda, y me tomo una cerveza”, nos cuenta.

Hasta que le avisan del restaurante de que en el parking había habido un accidente y cuando Joaquín sale a ver lo que pasaba “la que iba a ser mi cita había empotrado mi coche nuevo contra el restaurante”. Un extraña situación porque ambos, sin saber que eran la cita que esperaban, empezaron a dirigirse insultos, a gritarse… Hasta que, relata Joaquín, “ella se aparta un poco de la escena y llama al móvil de la cita –que era yo- y al descolgarlo le explico que había habido un accidente, etc. Y de repente, nos miramos y nos dimos cuenta de que estábamos hablando nosotros y que éramos la persona que estábamos esperando”.

Al final, cuando la grúa se llevó el coche, ellos se quedaron de cervezas y ya llevan casado 22 años.

Confusión de nombre

La de Meli no fue “ni en una primera cita, ni segunda, ni tercera…” Le ocurrió hace 18 años cuando estaba con su marido, entonces novio, preparando las tarjetas de boda. Para que entendamos la situación nos dice Meli que su marido se llama Antonio y ella María del Carmen.

El caso es que “estábamos hablando de cómo iban a ser las tarjetas de boda y él dice: ‘Estamos encantados de que nos acompañéis en un día tan importante para nosotros’. Y dice: ‘Antonio y Elena’”. En ese momento suenan todas las alarmas y Meli espeta “¿qué?”. Y su marido corrige: “Elena y Antonio”. “Es que ni en la corrección, me quedé muerta. Era para haberlo dejado plantado”, cuenta Meli. Finalmente, María del Camen y Antonio se casaron.

Conquista en la discoteca

Las discotecas siempre han sido un buen escenario para ligar, si no que se lo digan a Carlos. Allí se encontró este ‘fósforos’, hace 43 años, “con un grupo de chicas, todas muy guapas, pero a mí me entró una por los ojos, especialmente”.

Así que ni corto ni perezoso Juan se acercó a ella y le dijo “¿por qué no me das 25 pesetas para un cubata que no tengo?”, algo que a ella no le hizo mucha gracia recriminándole que “no me conoces de nada”. Pero Carlos no se amedrentó y siguió insistiendo hasta que finalmente consiguió las 25 pesetas y le dijo “ahora te invito yo”.

Pasaron 4 meses hasta que volvieron a encontrarse en otro pueblecito y “de ahí juntos 43 años” cuenta un enamorado Carlos que está comprando una tarta de corazón para su mujer en este día de San Valentín.

El apellido equivocado

A vece la mente, o el corazón, nos pasa malas jugadas. Es lo que le ocurrió a Patricia, que un día como hoy de hace unos años iba a “conocer a los que supuestamente iban a ser mis suegros”.

Por aquel entonces esta oyente salía con un chico, pero confiesa “estaba enamorada de otros, era ese amor imposible que nunca alcanzaría”, y que hoy día es su marido. La cuestión es que los dos tenían apellidos muy raros: su pareja Morueco; y el amor de su vida, Reliejos. Una vez que conoce a sus suegros, lo primero que dice Patricia: “Es que el señor Relieo me tiene loca”.

Imaginaos la cara de todos y, por supuesto “la primera comida de San Valentín con mis suegros y la última”.