La mirada económica de Gay de Liébana: “Perspectivas a peor”
España se convierte en la economía más vapuleada de la eurozona: se habla de una caída no lejos del 10% en círculos europeos
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El profesor José María Gay de Liébana analiza en ‘Herrera en COPE’ las claves económicas del día
El asunto, según se conocen nuevas previsiones, empeora a pasos agigantados. Somos conscientes, Don Carlos, que nuestra economía, por su estructura, es muy sensible a un shock como la Covid-19. La semana pasada, el BCE daba una ducha de agua fría: la economía de la eurozona caerá entre el 8% y 12%. Se siente con crudeza el impacto del confinamiento. Por consiguiente, Don Carlos, severo correctivo porque la economía con el confinamiento está muy dañada. La caída del consumo y gastar menos ha servido, al menos, para ahorrar más y no solo por el propio confinamiento, sino por la incertidumbre que se vislumbra. Y por más ilusión que pongamos en ese llamado Plan Marshall, con 750.000 millones de euros a guisa de milagrosa lluvia de dinero - cuyo intríngulis, concreción y aprobación está por ver -, la contracción económica de este año 2020 será mayor que la sufrida cuando estalló la crisis financiera en 2008 y 2009.
España, Don Carlos, se convierte en la economía más vapuleada de la eurozona: se habla de una caída no lejos del 10% en círculos europeos, aunque la CEOE refleja un mayor pesimismo empresarial: el PIB puede desplomarse al 15%. El hándicap de España no solo es culpa del modelo económico. Las cosas aquí se agravan por el frente político: derogación de la reforma laboral; machacona cantinela de subidas de impuestos a las empresas, personas físicas y grandes fortunas; y, sobre todo, por tanta hostilidad del Gobierno hacia los empresarios, a quienes se demoniza a diario. ¿Quién osa invertir aquí, tal y como está el patio, con esa declarada animadversión gubernamental en contra de las empresas, agravada por legislar a golpe de real decreto cambiando las reglas del juego? En tal tesitura, el porrazo para la economía española todavía es más contundente y perverso, Don Carlos…
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