Herrera a las 8, martes 18 de febrero del 2020

Carlos Herrera analiza la reunión entre Sánchez y Casado. "¿Cómo vas a pactar asuntos de Estado con quien ha entregado el Estado?", se pregunta

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Señoras, señores, me alegro, ¡buenos días!

Me da mucha alegría saludarles a las 8 de la mañana, a las 7 en Canarias en esta mañana en la que hay de todo: reunión del Pacto de Toledo; hay Consejo de Ministros doble -saben ustedes que pasamos de los viernes sociales a los martes fiscales-; hay también manifestación en Extremadura, el campo extremeño se manifiesta cortando todas las carreteras que pueda. Esto es una pena que haya que hacerlo al estilo CDR, dificultando la vida al resto de los mortales, que no tienen ninguna culpa de lo que ellos pasan en el campo. Al menos estos piden disculpas de antemano a los que puedan verse perjudicados, que seguramente son muchos.

El asunto, fíjense ustedes, uno de los asuntos al que seguramente, mea culpa, mea culpa, no hemos echado la atención que merece es a lo que está pasando en Zaldibar, Eibar, Ermua a cuenta del vertedero, del derrumbe de este vertedero porque estamos entretenidos con el coronavirus y otras cosas y, oiga, no nos acordamos de la situación, de las dos personas que aún permanecen desaparecidas después de 10 días y todos los vecinos de la zona por una pésima gestión del gobierno del PNV, pésima gestión del Gobierno del PNV y PSOE, que rechazaron en los primeros momentos la ayuda de la UME, de la Unión Militar de Emergencias que seguramente habría ido muy bien, pero lo rechazaron porque es el ejército español, no por otra cosa. A estos les importa menos la solución del problema de Zaldibar como de que entre militares españoles a ayudar en una causa como esa. Vean ustedes la miseria de estos individuos, de Urkullu, que tardó cuatro días en visitar el lugar del siniestro, que se permitió hacer trabajar a los servicios de rescate ocho horas para luego suspender los trabajos por riesgos para la salud en la salud de todos ellos.

Anoche hubo una reunión en un recinto municipal de Ermua y la afluencia de vecinos, bueno, dobló la manzana. Tres horas de reunión con los técnicos tratando de dar explicaciones: ¿qué estamos respirando? ¿Esto puede ser nocivo? ¿Puede generar algo? ¿Cáncer? ¿Cuándo se va a arreglar? ¿Se puede circular por la A8 sin miedo a más derrumbes? ¿Cómo se puede decir que mejor no ventilemos la casa pero que no nos preocupemos de caminar por la calle?

Se suspendió un partido de primera división, actividades deportivas, los niños tienen prohibido salir al patio, la gente con mascarillas, las embarazadas mosqueadas y las autoridades reconociendo que lo malo que hay en el aire ahora mismo, a la larga puede ser muy malo.

Bueno, pero es que el director de la Sanidad vasca, Juancho Aurrekoetxea, trató de tranquilizar, pero el tío no tiene precio como tranquilizador. Se puso a comparar el caso con el intento de asesinato del presidente de Ucrania.

No a esos niveles, no a los niveles que hay ahora. Pues menos mal que nos has tranquilizado, Juancho, majo. Recordamos que el 6 de febrero se derrumbaron 500.000 toneladas de residuos industriales sepultando a dos operarios que siguen sin aparecer y se detectaron en el aire 700 centros de dioxinas, centigramos de dioxinas y furanos por metro cúbico. Lo normal es que haya 30. Seguiremos la comparecencia de Urkullu.

Y ayer reunión entre Pedro y Pablo. Y, hombre, yo supongo que todos los que estamos aquí somos mayores. Sé que hay muchos que se dedican a la política y todavía no han llegado a la edad de adultos, pero lo que no vamos a ser es ingenuos a esta altura de nuestra vida. Esto responde a aquello de si hay que ir se va, pero ir para nada, pues ya me explicarán ustedes para qué.

Miren, tú, presidente del Gobierno, llamas al de la oposición, tú le presentas y le enseñas tus pactos con todo ese cinturón de grasa que te rodea, la gente con la que has decidido pactar, le dices que te apoye y él te dice que, hombre, con esas premisas, con esa gente que has pactado, no. Y entonces tú syueltas el comunicado que tenías preparado para decir que la oposición bloquea renovaciones del Poder Judicial y otras muchas cosas.

¿Pero cómo se va a llegar a un acuerdo con este, con Pedro Sánchez, con un fulero de esa dimensión que no deja de sobreactuar ni un solo minuto de su vida, que no tiene ninguna intención de negociar? Todo era una segunda encerrona estratégica, es decir, utilizar todo esto como coartada para acusar a la derecha de bloqueo, es decir, Pablo Casado qué tenía que hacer. Pónganse ustedes un momento en su posición. Yo tengo que tragar con que tú estés conversando con un inhabilitado como Quim Rorra y le hayas ofrecido, además, una mesa de negociación para hablar de la autodeterminación de Cataluña. Tengo que tragar con que estés reformando el Código Penal a propósito que es un escándalo mayúsculo, a propósito para beneficiar a una persona. Estás reformando el Código Penal a propósito para beneficiar a un delincuente condenado por el Supremo, es una reforma a medida, mientras quieres poner de fiscal general del Estado a tu ministra socialista salida de un banco del Parlamento a la Fiscalía General, además con la reforma que tienes prevista de instrucción de causas judiciales de la que si quieren ya hablamos.

Y luego, además, con el numerito venezolano, que veremos lo que dura Leopoldo López en la residencia del embajador en Caracas. Es dedir, con todo eso, y tú dices, ahora apóyame lo que yo quiera. Vamos a ver, es Pedro Sánchez el que bloquea un pacto cualquiera con el Partido Popular. Tú eliges como socios al populismo, al tardo comunismo, a los golpistas catalanes, a los proterroristas de Bildu, al independentismo en general y el particular del PNV, es decir, todo lo contrario, por cierto, que dijiste en campaña. Pues hombre, si hiciste eso, pues saca adelante el gobierno con ellos. ¿Cómo vas a pactar asuntos de Estado con quien ha entregado el Estado a los enemigos manifiestos del Estado?

Y y la otra cuestión es que ayer comparecía el ministro de Justicia en el Congreso, donde intentó sortear dos marrones: la modificación del Código Penal, como les digo, hecho a la medida de Junqueras, y el nombramiento de Dolores Delgado como fiscal general. Y también plantear una vez más el eterno proyecto pendiente de la justicia española, que es que las causas judiciales no las instruya un juez, sino las instruya un fiscal. En la mayoría de países ocurre. En algunos, además, los fiscales se eligen como en Estados Unidos, pero el problema que tiene esta propuesta, bueno, que es más o menos aceptable, deriva del control de la Fiscalía por parte del Gobierno.

¿Cómo va a instruir causas judiciales un departamento en este caso que está a la orden del Gobierno y, además, que quiere nombrar fiscal general a una exministra de Justicia, exdiputada del PSOE, sectaria hasta la combustión, que no solo dirigiría el criterio de acusación como hace hasta ahora, sino que, además, lideraría, adoptaría todas las decisiones de la instruccion de los casos? Eso es para echarse a temblar literalmente. Como ven, el que no se entretiene en estos días tan apasionantes es porque no quiere.