Así se limpia la escena de un crimen

Rafael Reyes y su mujer, Isabel, cuentan en Herrera en COPE cómo trabajan en escenarios donde hay muertos o ha vivido una persona con el Síndrome de Diógenes

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Limpiezas traumáticas: "El hedor es impactante cuando ha habido un muerto durante muchos meses"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La profesión a la que se dedican Rafael Reyes y su mujer, Isabel, propietarios de limpiezas Resulima, no es para todo tipo de personas. Hay que estar preparado para ver escenas impactantes, ya sea porque en el lugar que tienen que limpiar se ha cometido un crimen, ha muerto una persona y su cuerpo no ha sido descubierto durante mucho tiempo o ha vivido alguien con Síndrome de Diógenes.

Son lo que podríamos denominar "limpiezas imposibles" o incluso "traumáticas" que exigen tener muy clara la mente y fuerte el estómago porque en algunos de esos escenarios o casas el olor es tan intenso que no todo el mundo podría entrar.

Su primer trabajo fue limpiar un baño en el que había muerto una persona. Después han venido algún que otro escenario de crímenes o muertes accidentales. "No preguntamos a la hora de limpiar un escenario traumático, le ofrecemos el servicio íntegro, y no preguntamos", dice en "Herrera en COPE", Rafael Reyes.

Lo cierto es que Rafael e Isabel no solo limpian, en muchas ocasiones, tienen que hacer de psicólogos con los familiares e incluso aconsejar, "estás dando un servicio que la familia no puede hacer, no solo es la parte económica, tiene esa otra parte de ayuda que nos da una gran satisfacción".

"No somos psicólogos, pero hay que tener empatía con el cliente, hay que tener tacto porque puede que haya perdido a un familiar muy reciente", admite Rafael que deja claro que este trabajo requiere ser fuerte "mentalmente, tienes limitarte a hacer el trabajo con calidad ,pero no meterte en la piel del cliente, hay que mantenerse al margen, cuando limpias un dormitorio puedes ver fotos, empatizas con el cliente, pero nosotros estamos allí para hacer un trabajo".

Como no podía ser de otra manera, para realizar estas limpiezas imposibles hay que ir enfundado en una EPI -con las que nos hemos familiarizado por la pandemia-, guantes y mascarillas, "las mascarillas forman parte de nuestro trabajo, las que llevamos para hacer nuestros servicios no tienen nada que ver con las que usamos por la pandemia, llevan filtros, no entra ningún olor". Porque a veces entrar en una casa en la que ha habido un cadáver durante meses o ha estado ocupada por un enfermo con afición a colecionar basura, el hedor puede ser insoportable. "El olor, en casas que habían sido ocupadas, el olor es lo peor que se puede llevar, por ejemplo en personas que han fallecido, incluso han estado un año en esa casa el hedor es impresionante. Es un olor impactante".

Rafael, que revela que nunca se han encontrado pistas sobre un crimen, "cuando entramos ya está desprencitado. No está para entrar a vivir, pero sí para limpiar, desinfectar", admite que en muchas ocasiones deben aconsejar a los familiares que, en muchas ocasiones creen que nadie va a querer ese inmueble y lo quieren vender cuánto antes, "hay gente que quiere vender enseguida. Tuvimos un caso de un matrimonio que tenía un piso ocupado por una señora con Síndrome de Diógenes y cuando lo recuperaron, lo querían vender inmediatamente y por nada; les aconsejamos que no malvendieran, porque una vez limpio, el inmueble vuelve a revalorizarse y así ocurrió".

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