Mons. Marín de San Martín, O. S. A.: "Es un proceso de revitalización para vivir con mayor intensidad la fe"

El subsecretario del Sínodo de los Obispos explica en 'La Linterna de la Iglesia' lo que es el Sínodo y participa en la mesa de análisis opinando sobre este proceso en la Iglesia

Redacción Religión

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Mons. Luis Marín de San Martín, O. S. A., subsecretario del Sínodo de los Obispos, ha participado esta noche en 'La Linterna de la Iglesia' para explicar con claridad en qué consiste el Sínodo de los Obispos sobre la Sinodalidad y por qué todos estamos llamados a participar en él.

Preguntado por Irene Pozo sobre el significado de este Sínodo, el religioso agustino ha señalado la importancia de este proceso: "Es una oportunidad de sentir viva la Iglesia. De implicarnos en algo grande, en un proceso de renovación y de esperanza. El Sínodo es caminar juntos y, por tanto, no se trata solo de los obispos sino de todo el Pueblo de Dios el que está llamado a participar, a dialogar, a escucharnos unos a otros y a discernir en el Espíritu Santo y, después, en cada uno de los ámbitos, a tomar las decisiones oportunas".

El Sínodo va a cambiar la forma de hacer las cosas en la Iglesia: "Es la implicación de todo el Pueblo de Dios. Hay personas que preguntan '¿quiénes participan? Los de siempre, una élite de laicos, los obispos...' y no. Todo el Pueblo de Dios está llamado a participar, a discernir, a dialogar, a buscar consenso juntos... a ser parte activa de una Iglesia que está viva y, al mismo tiempo, sentirnos todos implicados en la tarea evangelizadora de llevar la alegría, que es Cristo, en medio del mundo", explica Mons. Marín de San Martín.

El agustino también ha sido cuestionado sobre si la Iglesia necesita un Sínodo sobre la Sinodalidad: "Necesita profundizar en lo que la Iglesia es en sí misma. La Iglesia es sinodal. Ser cristiano significa participar, significa implicarse, significa ser parte activa. Es un proceso de revitalización de la Iglesia, ir a su esencia, a lo que la Iglesia es, para vivir con mayor intensidad y con mayor entusiasmo lo que es Cristo, lo que es nuestra fe. Y eso, al mismo tiempo, significará un impulso evangelizador. Es necesario, importante e imprescindible, diría yo".

Ya en el tiempo de análisis, acompañado por Javier Prades, rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso y por M.ª Teresa Compte, directora del Máster Universitario en Doctrina Social de la Iglesia de la Universidad Pontificia de Salamanca, monseñor Marín de San Martín también ha asegurado que no debemos tener miedo de este proceso: "La escucha nos lleva al diálogo, a aprender, a buscar la voluntad de Dios en este momento. Es importante escuchar como una familia escucha. Es esto: ir más allá de la burocracia, de la estructura, del activismo... para centrarnos en lo que la Iglesia es: la familia de Dios. En una familia se escuchan sus miembros, se quieren, se ayudan... esto es lo que tenemos que recuperar. La actitud de la escucha para seguir avanzando, para dar pasos, para cambiar lo que haya que cambiar, para renovar lo que sea necesario y, sobre todo, para vivir con coherencia la fe cristiana.

Uno de los retos que tiene este Sínodo es el de llegar a la gente que está más alejada de la Iglesia. "La Iglesia no rechaza a nadie. Todos son válidos, todos son necesarios y todos son bienvenidos. Yo diría a todas esas personas que se sientan queridas, que son bienvenidas. El Papa nos ha dicho que no nos conformemos con llegar a los de siempre, que hay que ir a los márgenes", ha apuntado el subsecretario del Sínodo.

Monseñor Marín de San Martín asegura que "lo primero que tenemos que hacer es creérnoslo. Creernos que es posible y, además, que es necesario. A mí me entusiasma este proceso porque me parece precioso. Me parece un tiempo de Dios, me parece una oportunidad y además, soy necesario. Somos todos necesarios. Y hay que implicarse. El proceso funciona en la medida en la que yo me implico. 'A ver si la Iglesia, a ver si el párroco, a ver si los obispos... a ver si el proceso va adelante y cambiamos'. No, yo tengo que decir 'yo debo implicarme. Soy necesario'".

El religioso agustino también ha pedido que perdamos los miedos: "El Espíritu Santo nos necesita. Debemos superar la manía de controlar el proceso. El Espíritu Santo nos va guiando, no controlamos".

Y, sobre los riesgos que tiene este proceso, monseñor Marín de San Martín ha concluido diciendo que puede ser "frustante si no ponemos todo el alma en ello, si no dejamos que el soplo del Espíritu Santo llene la Iglesia. No se trata de imponer, ni de implantar ideologías, se trata de llegar a consensos".