Expósito habla con las dominicas de Kiev en su llegada a España: "Quisiera tenerlos a todos aquí"

María, María Jesús y Antonia han dormido esta noche por primera vez en una cama, la primera vez desde el pasado jueves. Atrás dejan 56 horas en un coche por carreteras secundarias, esquivando tropas rusas, huyendo de los bombardeos pero sobre todo dejando atrás los últimos 20 años de su vida. Atrás quedan sus niños, sus profesores, quienes han sido sus familias estos años. Estarían deseando volver hoy mismo para recuperar su vida. Ahora en la distancia tienen la preocupación de saber que será de su gente allí.

Hablando con ellas te das cuenta de que están asimilando todo lo que les ha pasado en estos días. Y es que de un día para otro han tenido que abandonar su misión, han salido con lo puesto y han escapado de una guerra..

Los habitantes de la capital empezaron a acudir al metro o a los refugios habilitados ante los posibles ataques. En uno de los barrios de la capital viven tres monjas dominicas. María, María Jesús y Antonia, se habían acostado con cierta preocupación pero el amanecer les trajo las peores noticias. Porque aunque las tropas rusas estuviesen en la frontera y las advertencias fuesen cada vez más claras aunque hayas visto como mucha gente decide abandonar Ucrania, no te esperas que la amenaza se convierta en realidad. Nadie se espera la guerra en Europa.

Las hermanas María y Antonia, nuestras misioneras dominicas en Kiev, ya están en Madrid. Como te hemos contado en 'La Linterna', han conseguido salir de Ucrania gracias a la Embajada de España y a los GEOS.

Expósito: ¿Qué les dirías a la Embajadora y a esos GEOS?

Antonia: A los GEOS no he podido despedirme de todos uno por uno. Pelayo, Noruega, Pablo... han estado muy cerca. Todos. Cada uno a su manera. Es la naturalidad de la valentía, el buen hacer. Y Silvia es que, ella dice que somos sus madres, pero ella también es la nuestra en estos lazos. Muchísimas gracias. Ella es más que una embajadora.

Expósito: Antonia, ¿habéis tenido miedo?

A:Miedo ninguno. Por ninguna parte. Me daba muchísima tristeza de ver cómo querían salir, como ese niño que me preguntaba: ¿es que van a poder pasar todos la frontera?

E: ¿Cuántas veces te has acordado de los niños de tu colegio?

A: Muchísimas veces. Y quisiera tenerlos a todos unidos y aquí.

Expósito: María, ¿volverías a Kiev?

M: Ahora mismo no. La vida donde la tenemos, ahí la tenemos que vivir. Pero si ahora tenemos vivirla aquí pues viviremos un trozo. Estamos en contacto continuo.