José vuelve a su casa de Calpe, encuentra ropa ajena, y desvela lo que pasó cuando regresó el okupa

La Linterna relata dos casos de okupación de la mano de los dos protagonistas: ¿por qué son claves las primeras 72 horas?

Paco Delgado

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

El director de La Linterna, Ángel Expósito, contaba este jueves, de la mano de los protagonistas, dos casos de okupación: cómo se produjeron, la reacción del okupa y cómo se resolvieron. Además, expertos legales aclaran las claves para poder recuperar tu casa si encuentras que ha sido okupada, ya sea durante las vacaciones o por parte de un inquilino que ha dejado de pagar el alquiler.

Lo primero de todo que ha querido aclarar el comunicador de COPE es si cuando llegas a tu casa o tu inmueble los okupas llevan más de 72 horas Una duda que resolvía en los micrófonos de COPE la abogada Isabel Gambín: “Si el allanamiento no pasa de las 72 horas lo normal es que la Policía eche a esa persona”. No obstante, explica, si nos vamos de vacaciones una semana y, al volver, nos encontramos con que la vivienda está okupada, y ellos pueden acreditar que llevan allí más de 72 horas, “los cuerpos de seguridad no pueden entrar y nos tenemos que ir”.

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Otra cosa son las excusas que los okupas pueden poner a lo largo de su estancia en el inmueble. Y es que, en muchos casos, se trata de mafias que tienen muy bien planificada la estrategia a seguir durante este periodo. Gambín asegura que suelen alegar “que ellos tienen título, excusas como que les dieron las llaves, que tiene una cesión de uso, un contrato de arrendamiento verbal... También suelen alegar un estado de vulnerabilidad”. Por eso Isabel da dos consejos fundamentales a la hora de que nos pase esto. Primero ser rápidos y estar atentos a lo que ocurre en nuestro inmueble y segundo denunciar.

“Denunciar y presentar demanda lo haría a la par. Porque se ha cometido un hecho delictivo y porque te han quitado el derecho de posesión”, concluye.

José se encuentra con el okupa de su casa

Así, en La Linterna se han contado varios ejemplos con nombres y apellidos de la cruda realidad que todavía sigue teniendo España. El primero caso tiene lugar en la localidad de Calpe, en Alicante. Ocurrió el domingo 26 de noviembre. José entraba en casa y se llevaba una sorpresa: “Llegué el domingo 26 a las 17 horas y me encontré en una de las habitaciones pertenencias que no eran de nadie de nuestra familia. Había pantalones, crema de afeitar, un móvil e, incluso, un cuchillo”.

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Lo primero que hizo fue llamar a la Guardia Civil que realizaron un registro de las pertenencias que había en esa habitación. Lógicamente y ante el temor de que pudiera presentarse el dueño de esas prendas decidió pasar la noche en un hotel: “En las siguientes lo hice en la casa pero con la angustia de que pudiera venir el hombre, solo o acompañado, y sin saber el peligro que entrañaba, si era violento o no”.

Pero ese momento llegó. El okupa que había pasado días en su casa volvió para recuperar sus cosas, como cuenta el mismo José en La Linterna: “Vino con todas las ventanas y la casa cerrada. El marroquí picó varias veces, yo no atendí ni intercambié palabra con él. La Guardia Civil vino en 10 minutos, lo detuvo y me interrogaron y me pidieron los papeles y las denuncias”.

La respuesta de un okupa a José Antonio

Tras José, Expósito ha contado el caso de José Antonio. Es miembro de la plataforma de afectados por la Ocupación y, tras dos años de lucha judicial, ha conseguido por fin recuperar su vivienda. “Mi historia es una situación de inquiokupación. Cuando pensamos en un okupa pensamos en una persona que derriba una puerta para okupar una vivienda, pero una gran realidad que vivimos en España es que alguien deja de pagarte la renta en un momento determinado, y ahí comienza una batalla judicial que, en el mejor de los casos, termina en dos años”, cuenta en COPE.

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En su situación, un hombre alquiló la vivienda a través de una agencia inmobiliaria con un contrato y una renta y, a los 6 meses, dijo que no podía pagar. “Por humanidad le das un margen y, al pasar tres o cuatro meses, te das cuenta de que estás inmerso en esa pesadilla que siempre has oído y que te ha tocado ahora”, reconoce.

“Mi relación con él fue cordial, intentando hacerle ver que la situación era insostenible, porque yo necesitaba ese sostén económico para llevar mi nivel de vida y afrontar la hipoteca y los gastos de la vivienda”. Pero el momento ciertamente impactante llega cuando la situación sigue tensándose y termina respondiéndole algo que a José Antonio le deja de piedra: “Te dice a las claras que es insolvente, vulnerable, y que trabaja en B, por lo que nunca vas a llegar a cobrarle la renta y que va a estar dos años viviendo gratis”.

“La convivencia era insostenible porque era una persona que estaba de paso, no cumplía normal, no hacía caso a indicaciones, tenía atemorizado a todo el vecindario”, cuenta. Pero, ¿cómo se ha encontrado su casa José Antonio tras dos años? “Aquello era un desastre, la propia puerta de entrada estaba destrozada. Por supuesto había robado y sustraído enseres, muebles, electrodomésticos. Necesitaba una reforma integral, no sólo la puerta, paredes, azulejos...”

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