La ola de calor no es casualidad: Valladares, investigador del CSIC, avisa de la inestabilidad del clima
La emisión de gases de efecto invernadero o la desaparición gradual de los polos producen una acumulación de energía en los mares que genera climas cada vez más inestables
Madrid - Publicado el - Actualizado
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España sufre su tercera ola de calor este verano, durante la jornada de hoy se ha llegado al pico de mayor intensidad. Tenemos a 31 provincias de 15 comunidades autónomas en alerta con temperaturas máximas de hasta 45 grados. Varias zonas han llegado a alerta roja durante este día: Granada, Jaén, Valle del Guadalquivir, Cuenca, Madrid, el norte de Burgos, Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, una alerta que significa que la AEMET catalogan este peligro como extremo, y se activa pocas veces a lo largo del año.
Además de los riesgos que esto supone para la salud y para el medio ambiente, con la gran posibilidad de que se produzcan incendios forestales, estas temperaturas pueden servir como alerta del cambio climático. Científicamente, julio ha sido el mes más caluroso desde que se tienen registros. Y parece ser que agosto va por el mismo camino. Fernando Valladares, investigador del CSIC, ha explicado en 'La Linterna' que “estamos pulverizando récords, el abril más seco, el hemisferio norte hirviendo con récords de todo tipo, los mares recalentados”
Solo un grado más en la temperatura media del mundo supone para el planeta, según Valladares, “que muchas masas de materia cambian su temperatura a la vez acumulando mucha energía, por ejemplo en el mar”. Para ilustrar esto, el investigador subraya que “hemos almacenado con el efecto invernadero la energía equivalente a 500.000 bombas de Hiroshima”. La energía que el calor almacena es la que luego produce catástrofes como huracanes o tsunamis de una manera mucho más frecuente, y Valladares avisa de que “está generando un clima muy peligroso para mucha gente”.
"Cada vez hay que hacer más cosas en menos tiempo"
Esto tiene una gran cantidad de efectos que podrían cambiar nuestra manera de entender el mundo. El investigador lo ejemplifica con el Mar Ártico, del cual dice que “en algunos veranos desaparecerá completamente, lo cual tendrá implicaciones políticas o económicas que afectarán a todo el planeta porque, por ejemplo, los barcos podrán navegar por allí”. En España esto se manifiesta en que “una atmósfera más cálida que es capaz de acumular más vapor de agua, genera lluvias mucho más torrenciales, de ahí se explican fenómenos como la DANA que tuvimos a principio de verano”.
Esto también tiene su efecto en los movimientos migratorios, a lo largo de la historia las poblaciones que no pueden cultivar a causa de las condiciones de su terreno o que tienen una falta de agua han decidido desplazarse. La actualidad no es una excepción, Valladares ha destacado que “la mitad de las personas que se mueven lo hacen por cuestiones climáticas”. Este año se ha alcanzado la noche más cálida de la historia, en el norte de África, en el desierto de Argelia se alcanzaron 40 grados, algo catastrófico, ya que, como ha explicado el investigador, “el ser humano, por muy hidratado que este no puede sobrevivir a esas temperaturas porque son intolerables para nuestra fisiología”.
Este escenario tan apocalíptico tiene varios caminos para encontrar una salida, que pasa por reducir gases de efecto invernadero y adaptarse ayudándose de los avances en los sistemas meteorológicos o la sanidad. “Hay cosas que podemos hacer y ya estamos haciendo”, ha explicado Valladares, quien asegura que “no está todo perdido, pero cada vez hay que hacer más cosas en menos tiempo. Desde el acuerdo de París no se han hecho bien los deberes y por ello ahora hay que trabajar más para buscar soluciones”.