Un sacerdote italiano llega a Cáceres y lo que le dice a un vecino le salva la vida días después: "Se acordó"
Expósito cuenta la historia del padre Gianni y el impacto que ha tenido en un grupo de personas de la provincia de Extremadura
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Vivir en la calle es un drama más frecuente de lo que podemos pensar. Sélo en España, cerca de 37.000 personas se encuentran en esta situación. Están al raso, eligen pequeños rincones y con dos o tres cartones hacen su casa. Su situación se ha vuelto crónica y, en su día a día, no cabe la palabra esperanza. Pero en este oscuro futuro, aparecen personas que les arrojan luz para que puedan tener un futuro, como el Padre Gianni Vettori.
Una historia que ha querido contar este lunes el director de La Linterna, Ángel Expósito: “es una de esas personas en las que la palabra imposible no esta en su vocabulario”, cuenta el comunicador. La historia del Padre Gianni comienza realmente a más de 2.000 kilómetros de Cáceres, en Verla Di Giovo, al norte de Italia, donde nació. Poco a poco fue descubriendo su vocación: ayudar a los demás. Aunque todo parecía estar predestinado: llegó al mundo el 1 de noviembre, el Día de Todos los Santos.
El viaje de un sacerdote italiano hasta Cáceres
Sobre su nacimiento y el por qué de su nombre, el sacerdote explica en La Linterna que querían darle “el nombre de Santino”, al nacer el Día de Todos los Santos, pero él dijo que no: “que era un nombre muy feo, aunque hubiera nacido el día de todos los santos. Y no tenía yo ninguna actitud ni ninguna visión celestial que me indicara la misión a la que estaba encargado por entonces”.
Tras descubrir su vocación, el 7 de septiembre de 1962 entró en la Congregación de los Pavonianos, Hijos de María Inmaculada, a la edad de 20 años. “Tras unos años estudiando, le destinaron a España, y sus primeros años los pasó en Guipúzcoa como ayudante y acompañante de personas necesitadas y de niños. En Valladolid sería donde finalmente terminaría sus estudios de teología y fue ordenado sacerdote en junio de 1969.
La Congregación de los Pavonianos se iba extendiendo y eligieron al Padre Gianni para hacerlo: “El hecho de venir a Cáceres ha sido un despiste de la providencia, porque iba a ir con jóvenes a Villacarrillo y, al llegar, no había perspectiva de la actividad y volvimos a Valladolid, porque todo fracasó”.
Llegó a Cáceres en 1979 y su misión en la ciudad comenzó en el colegio. Fue profesor de religión, pero además montó un grupo de coro y otro de música al que llamó Alborada. Para el Padre Gianni los jóvenes era donde tenían que centrarse para que aprendiesen la importancia de servir a los demás”, apunta Expósito. Gainni, por su parte, explica en COPE que “el privilegio de dar es un privilegio grande, el abrazo que puedo dar cada día vale más que cualquier encíclica, el poder estar aquí y compartir mi vida con ellos hace que cada amanecer sea para ellos una alegría, y para mí también”.
45 años han pasado desde que el Padre Gianni llegó y revolucionó Cáceres. Durante este tiempo, otro de los focos en los que ha puesto sus esperanzas han sido las personas sin hogar, las personas sin esperanza que viven en la calle. Él ha querido a ser su apoyo ayudándoles en su día a día, dándoles cariño e ilusión: “Me gustaría que la gente abriera un poco más los ojos y, como decía un cuento, 'amanece cuando en cada persona ves un hermano”
El vecino de Cáceres al que salvó la vida
Uno de los casos que más marcó al Padre Gianni fue el de un joven que un día se paró a hablar con él. Había caído en la mala vida desde muy joven y nunca había podido salir de ese pozo. Y es que su único deseo ahora era acabar con su vida: “Por favor, no te quites la vida, ahora que somos amigos, también me dolería”, le dijo el sacerdote cuando el hombre le dijo lo que pensaba hacer.
“Unos días después desapareció, hasta que logro contactar con él, me ve y me abraza. Me dijo que había tenido una crisis y se había querido quitar la vida. Se tomó un bote de pastillas y, cuando llegó a la mitad, se acordó de mí y tiró la otra mitad del bote, vomitó y fue a urgencias, donde le salvaron”, cuenta Gianni en COPE.
Desde el primer día, el Padre Gianni contagió su personalidad y su carisma a todos, Mayores y pequeños. Charo Pérez era una de esas niñas que estaba sentada en el pupitre cuando Gianni llegó a Cáceres. Cuenta en La Linterna que desde el primer momento supo que su futuro estaba junto a él: “Era siempre buscar dónde había una necesidad para ir todos en tropel y cada domingo y sábado éramos más, y allí íbamos todos a lo que hiciera falta y lo que Gianni dijera, porque veíamos que todo era tan reconfortante luego y que hacíamos tanto bien, que te animabas a seguir haciéndolo”.
“Para mí es mi padre espiritual, mi padre que me ha enseñado cosas que unos padres no llegan a hacerte entender, es quien me ha dado sentido a mi vida y me ha dado, junto a mis padres de verdad, los valores que hoy tengo”, concluye Charo.