Los belenes vivientes cierran por Navidad
La pandemia ha dejado a decenas de pueblos sin las representaciones típicas del Nacimiento que en muchos casos son un factor económico fundamental en la economía de la zona.
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La pandemia se ha llevado por delante la mayoría de actividades que asociamos a la Navidad: No habrá reuniones familiares, no habrá cenas de empresa, no habrá cotillón de nochevieja, no habrá cabalgatas y tampoco habrá belenes vivientes. Son tradiciones que llevamos celebrando años. En el caso de los belenes vivientes incluso siglos. De hecho, el primer belén del que se tiene constancia lo montó San Francisco de Asís, en la nochebuena de 1223, hace casi 800 años. Y lo curioso es que no solo fue el primero si no que además se podría considerar un Belén viviente porque San Francisco no lo representó con figuras, lo hizo con un buey y una mula, de carne y hueso, aunque sin nadie que representase a María a José o al niño.
Debido a la pandemia del COVID19 este año no habrá belenes vivientes. Ni siquiera se libran los más famosos como el de Beas en Huelva, el de Alcanadre en La Rioja, el de Sanlucar la Mayor en Sevilla o el de Castillo de Aro en Gerona, ni el de Buitrago de Lozoya en Madrid. Este último belén lo organiza, entre otros, Andrés Muñoz, el presidente de la Asociación Cultural del Belén Viviente de Buitrago de Lozoya. Contaba a COPE como cerca de 200 personas trabajan durante todo el año para tener lista la representación. Y como en octubre la decepción se apoderó de todos cuando supieron que “era imposible celebrar el belén este año”. Intentaron organizarlo manteniendo todas las medidas de seguridad necesarias, con hidroalcoholes, distancias de seguridad y un aforo muy limitado, pero al final decidieron que “no merecía la pena organizar algo para que 500 personas lo disfrutaran cada día cuando en un año normal el número se acerca más a las 5.000”.
Aunque Andrés cuenta que tampoco han dejado el pueblo desierto. Han organizado una exposición sobre los belenes de otros años y han colocado una estrella en lo alto del campanario para mandar un mensaje de esperanza y un poco de alegría navideña al pueblo, y que no olviden que el año que viene volverá la representación del Nacimiento a sus calles.