¿Por qué en España no hay manifestaciones contra la edad de jubilación como está pasando en Francia?
COPE analiza las claves de las protestas por la reforma de las pensiones del Gobierno de Macron con medidas como el aumento de la edad de jubilación de los 62 a los 64 años
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Las calles de Francia han sido estos días el escenario en el que miles de ciudadanos han expresado su rechazo al proyecto de reforma de las pensiones de Enmanuel Macron. El pasado jueves tenía lugar la novena jornada de movilizaciones en poco más de dos meses contra esa reforma, cuya clave es el aumento de la edad de jubilación de los 62 a los 64 años. Movilizaciones que se han recrudecido después de que Macron, ante la posibilidad de perder la votación en el parlamento, decidiese sacarla adelante por decreto.
Contenedores quemados, mobiliario urbano destrozado, sonido de ambulancias; es el escenario que se repite estos días en diferentes ciudades de Francia. De hecho, 3, 5 millones de personas, según los sindicatos y algo más de un millón, de acuerdo con Interior, han salido a las calles en 240 ciudades del país. En las últimas horas, los incidentes han sido especialmente graves en Burdeos.
Es el sonido del espectacular incendio que los manifestantes provocaron a las puertas del Ayuntamiento de Burdeos. En las últimas horas, casi medio millón de personas han sido detenidas y hay cerca de 400 policías heridos. Así que vamos a analizar en detalle qué es exactamente lo que está generando tanto rechazo en la sociedad francesa y por qué en España no existe ese malestar social cuando aquí la jubilación está fijada en los 67 años.
Las claves de la reforma que propone Macron
Lo esencial: el aumento de la edad de la jubilación. Hasta el 2030 la edad de jubilación de los franceses irá creciendo de los 62 años actuales a los 64. En 2010 ya se produjo un aumento de los 60 a los 62. Otra de las claves de la reforma Macron es que se adelanta la exigencia de haber cotizado 43 años y no 41 para cobrar la pensión plena. Y es que el sistema francés combina una edad de jubilación con la necesidad de haber cotizado un número determinado de años. Medidas que para el gobierno francés son imprescindibles para garantizar la sostenibilidad del sistema. Según los cálculos del Ejecutivo Macron, de no aplicar la reforma, el déficit llegaría en 2030 a los 150 millones de euros. La razón principal es la crisis demográfica: Si en 1970 había en Francia tres cotizantes por cada jubilado, para 2050 se calcula que serán solo 1,4.
Una reforma en la que Macron está empeñando su crédito. Y él no solo es consciente, sino que, como apuntaba esta semana en una entrevista televisiva, está dispuesto a aceptar las consecuencias. Dice Macron que no tiene alternativa.
Palabras de Macron que no han servido para calmar los ánimos. Se han seguido produciendo disturbios en las principales ciudades del país. El propio Macron comparaba ese rechazo callejero a su reforma con el intento de asalto al capitolio estadounidense de los seguidores de Trump.
Y las consecuencias de las movilizaciones y las huelgas se están notando en muchos sectores, en el transporte, en la industria, y muy especialmente, en las estaciones de servicio. De hecho, una de las claves de estas protestas se está viendo en el aprovisionamiento en carburante, con las huelgas en las refinerías y los piquetes que impiden la salida de camiones de algunos depósitos estratégicos. De hecho, ha habido días de esta semana donde casi un 20 por ciento de las gasolineras de Francia carecían de combustible. Y en París sigue habiendo miles de toneladas de basura amontonada en las calles de algunos distritos por una huelga de la recogida que se prolonga desde hace más de dos semanas.
La pregunta que nos hacemos hoy en La Mañana del fin de Semana es: Si en España la edad de jubilación es de 67 años, ¿Por qué no existe aquí un clima social tan adverso como en Francia? ¿Qué diferencias existe entre la reforma de Macron y la acordada recientemente entre el gobierno de Sánchez y los sindicatos? Habría que empezar por explicar que en España la edad legal de jubilación depende de los años cotizados.
Desde 2013 y hasta 2027, esa edad de jubilación está aumentando progresivamente hasta los 67 años. Ahora mismo, un español se puede jubilar a los 65 años siempre que haya cotizado 37 años y 9 meses. Si no llega a esos años cotizados no podrá jubilarse hasta haber cumplido 66 años y 4 meses. Aquí en casa, como en Francia, el sistema también es deficitario y la realidad demográfica es aún más preocupante. España vio nacer en 2022 apenas 330 mil niños, la menor cifra de la historia. Y sobre la sostenibilidad del sistema, según los Presupuestos Generales del Estado para 2023, el sistema arrojará unas pérdidas de 38.612 millones de euros.
Con este panorama, el Gobierno ha aprobado la segunda parte de la reforma de las pensiones. Lo ha hecho con el acuerdo de los sindicatos. Lo esencial del modelo español es que carga el aumento de la financiación en las cotizaciones sociales que aportan empresarios y trabajadores. Es decir, que se sube el llamado impuesto al trabajo. Además, se impone un modelo dual: El trabajador podrá elegir si se jubila con los 25 últimos años cotizados o teniendo en cuenta 29 años, pero desterrando los dos años en que se haya cotizado menos. ¿Y qué dicen los expertos? Es interesante el estudio realizado por el Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria.
Entre sus conclusiones: que la subida de las cotizaciones supondrá una barrera al empleo; que la reforma constituye un paso hacia la transformación del sistema en asistencial en lugar de contributivo; y que el nuevo periodo de cálculo, en vez de prolongar la edad de jubilación y generar más ingresos al estado -como en Francia- supone un potencial incremento del gasto. El economista José María Rotellas, que es el director de ese observatorio, insiste en Cope en que, con estas medidas, el Gobierno no aborda el verdadero problema del sistema de pensiones.
Es más, asegura Rotellar que asfixiando más a los contribuyentes y cotizantes puede que disminuya la recaudación debido a la destrucción de puestos de trabajo que puede producirse. Asegura este experto que la única manera de incrementar los ingresos es provocar un aumento de la actividad económica que acabe repercutiendo en una mayor actividad del mercado laboral. Dicho de otra manera: a más crecimiento, más empleos y a más trabajo, más recaudación. Por eso, Rotellar cree que Macron ha sido más ambicioso que el gobierno español.
Problemas parecidos pero dos modelos distintos. En Francia da la impresión de que, pese al coste social que le está provocando, Macron está decidido a aprobar una reforma en profundidad, mientras, en España, el Gobierno Sánchez ha dado luz verde a un modelo que habrá que revisar en tres años y que, según los expertos, no afronta los verdaderos problemas de financiación del sistema de pensiones.