SUCESO DEL AÑO 2000

El asesino de la catana: el joven tímido y consentido al que le salió “barato” matar a su familia

En el año 2000 José Rabadán asesinó a sus padres y a su hermana pequeña, un crimen por el que fue condenado a ocho años en un centro de menores

Carmen Cerbán

Málaga - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

En el año 2000, toda España se estremeció con un crimen que parecía sacado del guion de una película de terror. Pero esta historia es real y nos sitúa en el murciano barrio de Santiago el Mayor. Allí vivían los Rabadán, una pareja y sus dos hijos, una pequeña de nueve años y un chaval de 16 que siempre tuvo lo que quiso, dicen que era el mimado de la casa.

Los vecinos veían en él a un chico educado, tímido, muy reservado, al que nunca se veía alternar con otros jóvenes del barrio porque él prefería pasar las horas encerrado en su habitación, jugando con el carísimo ordenador que sus padres le habían regalado.

Estaba obsesionado con los videojuegos, sobre todo con uno: el 'Final Fantasy'. Deseaba emular a su protagonista, por eso dijo en casa que quería una catana y, como acostumbraban a hacer ante cualquier petición del joven, sus padres accedieron. No podían ni imaginar que aquella fue la peor decisión de sus vidas.

ASESINATO EN PLENA NOCHE

La noche del 31 de marzo del año 2000, José Rabadán se fue a la cama con un objetivo en su retorcida mente: iba a ejecutar un sangriento plan en solo unas horas porque quería quedarse solo en el mundo. Ya en la mañana del 1 de abril, se levantó, empuñó la catana que guardaba con celo en su habitación e irrumpió en la de sus padres.

A su madre no le dio tiempo a despertar: la mató mientras dormía. Su padre trató de defenderse, aquella afilada arma le arrancó tres dedos cuando trataba de protegerse la cara. El intento fue en vano: a su hijo no le costó demasiado seccionarle la cabeza, que metió después en una bolsa de plástico.

Una vez culminada la matanza de sus padres, José Rabadán caminó hacia la habitación de su hermana, una niña con síndrome de Down. Para ella, el destino también fue fatal. El cuerpo de la pequeña lo introdujo en la bañera, llena de agua; justo al lado, en el suelo, el del padre, mientras que el cadáver de la madre siguió desangrándose en la cama del cuarto principal.

HUIDA A BARCELONA

Tras asesinar a su familia, Rabadán se cambió de ropa y puso rumbo a Barcelona, quería reunirse con una joven a la que había conocido por internet. Tres días después del triple asesinato, fue detenido. José Rabadán fue sentenciado a pasar ocho años en un centro de menores. El 1 de enero de 2008, a los 24 años, quedó en libertad.

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Hace unos años protagonizó un polémico reportaje en el que contó que se había casado, que tenía una hija y que se dedicaba a invertir en Bolsa. Sabe que muchos seguirán considerándole siempre “un monstruo”. Es la historia del 'Asesino de la catana'.

POLÉMICO JUICIO

Tras confesar su autoría ante la policía y una breve estancia detenido, José Rabadán fue condenado por un juez de menores a pasar seis años en un centro de menores y otros dos en régimen de libertad vigilada. Una sentencia que, según el juez Bernardo Pinazo, “estuvo rodeada de polémica al dictarse en un juicio de treinta minutos de duración en el que fue clave un único informe psiquiátrico, que le diagnosticaba psicosis epiléptica idiopática, lo que sirvió como atenuante de la pena”.

“La decisión generó todo un debate nacional”, añade el juez. “El sentir popular era que al joven le había salido barato matar a su familia, pero el hecho objetivo es que José Rabadán confesó en el juicio sus crímenes y mostró su conformidad con los hechos y como tal se declararon probados por conformidad entre las partes, por lo que ésta sentencia se dictó de conformidad en cuanto a los hechos, la calificación jurídica y la medida”.

LA LEY DEL MENOR, ANTE LAS CRÍTICAS

Tras este juicio, Rabadán fue condenado a seis años de rehabilitación en un centro para menores y a dos de libertad vigilada. "La sentencia que se basaba en la Ley del Menor 5/2000 fue llamativa y muy criticada, pero es la legalidad y uno de los principios que busca esta ley, que defiende al menor por encima de todo, es la rehabilitación del mismo y su reinserción en la sociedad, esa es la explicación de la condena", explica el magistrado.

Después de pasar por dos centros de Menores con todos los informes favorables, José Rabadán se fue a Cantabria. La sede evangelista de la asociación Nueva Vida le aceptó en su casa de acogida para vivir los dos años de libertad que le quedaban, como relata el juez Bernardo Pinazo en 'La Noche de Adolfo Arjona'.

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