Un guante, un zapato italiano y sangre: así esquivó la cárcel O. J. Simpson por el asesinato de su exmujer

En enero de 1995 comenzaba el denominado 'caso del siglo'. En el banquillo se sentaba el exjugador de fútbol americano O. J. Simpson. Según el relato de la Fiscalía, seis meses antes (el 12 de junio de 1994), Simpson se subió a su Ford Bronco blanco y se dirigió al lujoso barrio de Brentwood, en Los Ángeles, donde residía Nicole Brown, madre de sus dos hijos, con la que había estado casado durante siete años.

Nicole Brown estaba a punto de irse a la cama. Ya había dado las buenas noches a sus hijos y se dirigía a su dormitorio cuando sonó un golpe en la puerta. Sin pensarlo dos veces bajó a la primera planta para ver qué pasaba. A través de la mirilla vio en la puerta de su casa a su exmarido. Nicole abrió... y allí mismo comenzó su agonía.

ACUCHILLADA

El relato de la Fiscalía continuaba señalando que O. J. Simpson directamente la agarró y la acuchilló antes de que pudiera pedir ayuda. Ella intentó defenderse con toda la fuerza que pudo, pero O. J. Simpson era una mole de casi 100 kilos.

Justo en el momento de la agresión apareció en el portón de la vivienda Ronald Goldman, un amigo de Nicole que iba a devolverle algo. Goldman también encontró la muerte aquella noche de verano. Al verlo, el exjugador lo golpeó por sorpresa y lo apuñaló en el cuello y en el pecho repetidas veces, mientras lo asfixiaba con el otro brazo.

CORTE MORTAL EN LA GARGANTA

Cuando ya no se movía ni respiraba, Simpson volvió a por Nicole, que estaba en el suelo malherida. La cogió del pelo y tiró de su cabeza hacia atrás porqur quería despejar el cuello. Puso su pie sobre la espalda de la mujer y le cortó la garganta con absoluta frialdad. Le acababa de cortar la carótida... dejaba a la vista su laringe y su vértebra c3.

Dos horas más tarde, sobre la medianoche, un vecino salió a pasear a su perro. Horrorizado llamó a la policía al descubrir un camino de sangre que conducía al cuerpo de un hombre y una mujer brutalmente asesinados.

PRUEBAS INSUFICIENTES

Según criminólogo, investigador privado y jefe de seguridad Enrique Vega cuenta en 'La Noche de Adolfo Arjona' que minutos después del hallazgo de los cadáveres, la Policía acudió a la mansión de Simpson, donde encontró “un guante de golf manchado de sangre que, después las pruebas de ADN demostrarían que era de la víctima”.

“Él mismo tenía una herida en la mano que no había podido explicar y en su coche también había restos de sangre; además, en la inspección ocular en la escena del crimen se encontró la pareja del guante que se encontró en casa de O. J., manchado de la misma sangre y algo que fue determinante muchos años después: huellas marcadas por toda la escena del crimen de un zapato italiano de la talla y marca que usaba Simpson”, relata Enrique Vega.

SORPRENDENTE ABSOLUCIÓN

A pesar de las pruebas que lo inculpaban, el exjugador de fútbol americano fue absuelto del asesinato de su exmujer y de un amigo de esta. El juez Bernardo Pinazo explica que, con independencia de cuestiones raciales, por la raza negra de algunos miembros del jurado, “lo cierto es que fue absuelto por la falta de pruebas concluyentes”. Se refiere el juez a que el guante que se encontraron en la escena del crimen no le cabía y “las defectuosas pruebas de ADN”.

Las familias de los fallecidos no se conformaron. Llevaron el caso a la vía civil y Simpson acabó siendo condenado por el doble asesinato y se le impuso una pena millonaria... debía indemnizar a los familiares de las víctimas con más de 33 millones de dólares, aunque apenas recibieron una mínima cantidad.

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