Espartaco: no se rebeló por la libertad, se rebeló para huir
La historia de un hombre que se rebeló contra su destino y logró, durante un tiempo, poner de rodillas a Roma

Espartaco
Málaga - Publicado el
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Fue uno de los grandes mitos históricos gracias al cine: Espartaco. No el de Kirk Douglas, que miraba al horizonte con cara de libertad, sino el verdadero: un desertor de la antigua región de Tracia, ubicada al noreste del mar Egeo, convertido en gladiador y luego en líder de una revuelta que hizo temblar a Roma durante tres años.
En la Roma del siglo I a.C., los esclavos no eran excepciones: eran la base del sistema. Prisioneros de guerra, condenados o simplemente mercancía, lo hacían todo: enseñaban, araban, morían en la arena. Y los gladiadores eran lo más vistoso de ese engranaje: hombres entrenados para matar o morir en un espectáculo brutal que el pueblo adoraba.
Algunos eran esclavos, sí. Pero otros entraban por voluntad propia, buscando fama o dinero. Eran, con perdón, los futbolistas de la época… pero con espada. Espartaco fue uno de ellos. Capturado, vendido y enviado a Capua, a una escuela de gladiadores. Y allí, junto a otros, se rebeló.
Lo que nadie esperaba es que ese motín acabara convirtiéndose en una guerra. Miles de esclavos se le unieron. Venció a legiones. Y puso contra las cuerdas a la República. Espartaco no fue un héroe moderno, ni un libertador ilustrado. Pero sí fue un líder temible, un estratega formidable y la prueba de que, cuando Roma se confiaba, cualquier chispa podía prenderle fuego al sistema.
Abrimos la Enciclopedia Oculta de Guillermo Díaz y vamos a conocer a Espartaco, al verdadero. No al que nos ha traído la leyenda y, por qué no decirlo, la política.
Los esclavos de la antigua Roma no eran los esclavos de las películas. No eran todos pobres inocentes secuestrados de niños. "Muchos eran prisioneros de guerra, delincuentes comunes o deudores. Y no era raro que, al conquistar una ciudad, Roma esclavizara a todos los supervivientes, sin importar edad ni condición. Era un fenómeno estructural, no un accidente. Un esclavo podía ser un contable, un maestro o un jornalero"
La mayoría de los gladiadores eran esclavos pero también los había voluntarios. "Algunos ciudadanos romanos pobres se apuntaban por dinero o fama. Ser gladiador no era tan marginal como creemos. Tenían prestigio, seguidores, incluso patrocinadores. Pero también podían morir por un capricho. Eran la superélite de los espectáculos públicos, los futbolistas y youtubers de su época, pero con la espada al cuello"

Esparttaco
espartaco
Espartaco era uno de esos esclavos pero lo más probable es que fuera un tracio que desertó del ejército romano. "Un salteador de caminos, según varias fuentes. Fue capturado, esclavizado y vendido como gladiador. No es la historia de un filósofo caído en desgracia, sino la de un hombre con experiencia militar y sin demasiados escrúpulos"
No se rebeló por la libertad, se rebeló para huir. Para sobrevivir. Para no seguir luchando hasta la muerte en la arena. "Y cuando escapó, se dio cuenta de que podía ganar y empezó a saquear. Si hubiese querido la libertad de los esclavos como causa, no habría hecho luchar a prisioneros por diversión ni habría esclavizado romanos cuando pudo"
Organizó un ejército. Él y otros líderes como Crixo o Enómao reunieron a miles de esclavos que llevaban años maltratados en los campos del sur de Italia. Roma tardó en reaccionar porque no lo veían como una amenaza real. Hasta que les empezó a derrotar una y otra vez.
Espartaco fue un estratega brillante. Hizo emboscadas, construyó trampas, cruzó los Alpes, arrasó ciudades. Incluso rompió el cerco de Craso con una carga suicida. "Pero cometió un error, cuando pudo huir, no lo hizo. Se emborrachó de victorias. Y eso, en Roma, se paga"
Lo mataron en batalla. No hay discurso final. "No hay cruz en la que muere heroicamente. No hay hijo. Lo que hubo fue una última carga, una matanza, y 6.000 crucificados a lo largo de la Vía Apia. Roma tenía memoria y le gustaba que doliera"

Estatua de Espartaco
Espartaco fue un personaje fascinante. Valiente, astuto, y con un talento militar fuera de lo común. "Pero no fue un libertador. Fue un fugitivo carismático convertido en jefe de banda. Lo que hizo fue hacer tambalear a Roma durante tres años. Pero no buscaba abolir nada, ni cambiar el mundo. Solo quería vivir. Y vivir bien"
La historia de Espartaco no es la historia de un ideal. Es la historia de un hombre. Un hombre que se rebeló contra su destino y logró, durante un tiempo, poner de rodillas al poder más implacable de su tiempo. No fue héroe ni santo. Fue humano. Y por eso, tal vez, nos sigue fascinando.