El bonito motivo por el que Manuel visita la cárcel de Ocaña todos los lunes: sin nadie conocido dentro

Fernando de Haro visita el centro penitenciario de Ocaña I y charla con los presos y Manuel sobre el trabajo que hacen ahí todos los lunes

Ana Rumí

Publicado el - Actualizado

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Más de 50 kilómetros y 45 minutos a coche. Es el trayecto que hace todos los lunes Manuel Copeiro del Villar, para entrar en la prisión de Ocaña. Él viaja desde Toledo y, no, no es un preso, solo es una persona que se acerca esos días a la semana. Y no, tampoco va a ver a ningún conocido dentro, ya que antes de ir, no había tenido relación con ninguno.

No, a sus 82 años, se traslada todos los lunes para enseñar baloncesto a todos los presos, y lo lleva haciendo desde hace 22 años. Hace un entrenamiento con todos ellos y, como explicaba en La Tarde, saca lo mejor de todos.

"Intentan divertirse, pasar el rato, vienen al polideportivo y aquí están relajándose, se duchan luego y se relajan. Llevo casi toda mi vida haciendo deporte, fui entrenador de baloncesto de parapléjicos, luego en Toledo y luego me vine aquí porque cuando me jubilé" comenzaba contándonos.

"Me dijeron que podía hacer deporte aquí, y es una cosa buena que las personas que nos liberamos de nuestro trabajo podamos ayudar a los demás, si así lo hiciéramos todos, este mundo lo cambiábamos" expresaba.

Lo que él aprende de todos los presos

Manuel hace un largo viaje, pierde parte de su tarde, porque siente que es un momento excelente para poder ayudar a otras personas. Dice que, lo que más le gusta de poder estar con ellos, es sacarles de la rutina y ayudarles a que el tiempo se pase más rápido. En cualquier caso, también él aprende con ellos.

"Yo no vengo a juzgarlos, yo vengo a pasar el rato con ellos. Hablan de sus cosas, hablamos de cosas sin importancia y es más valor de que si les juzgaras" le contaba a Fernando de Haro.

Fernando de Haro con Manuel, en la entrenamiento en la cárcel de Ocaña

"Aquí el tiempo parece que dura menos, tu mente también está condenada, son seres humanos como yo y son mis amigos. Yo me divierto mucho con ellos" llegaba a decir.

Es tanto, que aquellos que salen de la cárcel, acuden a él para que les ayude a encontrar un sitio. "Intentamos luego buscarles un sitio donde estar y quedarse, muchos salen con una mano delante y otra detrás, no tienen un duro, sin trabajo, no sé qué hacen ese día. Tenemos que abrir las puertas para que rehagan su vida" decía.

El cariño de todos ellos

Suso es uno de los internos de la prisión y nos contaba en La Tarde cómo sus ratos con Manuel les dan años de vida. "Ahora mismo estoy lesionado, pero la asistencia aquí va por rachas. Vengo porque me ayuda a relajarme, no por el baloncesto, pero me relaja mucho" explicaba.

"Manuel viene a un sitio al que nadie le gusta venir. Aquí puede acabar cualquiera, es fácil que la gente venga a prisión" decía contento.

No es lo único que hace Manuel en su día a día, ya que dice que, si la gente se dispusiese a ayudar, este mundo sería mucho mejor. "Voy a un hogar de rehabilitación de toxicómanos a hacer deporte con ellos, y los jueves a Cáritas a ayudar a niños con problemas, a darles merienda y ayudarles a hacer la tarea" sentenciaba.

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