Dudas en las aulas y en los hogares: ¿Jornada continua o partida?

Muchos colegios votan estos días si el próximo curso se pasan a la jornada continua, que es cada vez más habitual en la escuela pública.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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A partir de la pandemia, con el objetivo de limitar los contagios, reducir las relaciones entre los alumnos y profesores o disminuir las horas que, tanto docentes como estudiantes pasaban en el centro, muchos colegios sustituyeron las jornadas partidas, por las continuas. Estas últimas, llevadas a cabo sin descanso intermedio- se están haciendo hueco en nuestro sistema educativo a pesar de las dudas que presentan varios estudios.

La situación en las diferentes Comunidades Autónomas

El horario de clases intensivas se incrementó, desde 2020, en 11 autonomías. En comunidades como Castilla-La Mancha, Extremadura, Murcia, La Rioja y Canarias, el 100% de los centros escolares tiene este horario continuo. Sin embargo, no son las únicas: el 97% de los colegios en Castilla y León también cuenta con ello, seguido de un 94% en Asturias y el 93% en Aragón. ¿Dónde está la excepción? En Cataluña y el País Vasco, apenas llega al 2% el porcentaje de escuelas que prefieren una jornada continuada.

¿Quién sale beneficiado?

Ante los datos que conocemos, nos hacemos varias preguntas ¿Es mejor para los alumnos o para los profesores? ¿Y para las familias? Si echamos un vistazo al artículo “Jornada escolar continua: Cómo la pandemia está acelerando un modelo social y educativo regresivo”, -del que Ángel Martínez, analista en el Centro de Políticas Económicas, ha sido el coautor-, podemos concluir que la jornada matinal -o continua- es una rareza organizativa en el mundo y consiste en un horario comprimido en la mañana. Algo que tan solo beneficiaría a los profesores. Sin embargo, esto termina retrasando la hora de la comida en los hogares y supone cada año la pérdida de 8.048 millones de euros en ingresos para las familias.

Horarios y capacidad de atención

La jornada continua se adapta peor a los ritmos del alumnado”, afirma el analista. Asegura que, en ella se utilizan las horas donde la atención es menor. Es decir, los primeros tramos de la mañana y, tras alcanzar el pico al mediodía, las dos o tres últimas horas vuelven a ser negativas en cuanto al nivel de atención. De hecho, “no tiene sentido usar esa franja y conviene dejarla para el descanso”, tal y como ocurre con la jornada partida, donde pueden descansar para comer y recuperar posteriormente -y de manera importante- la atención, tras la comida entre las 15:00 y las 16:00.

Brecha de género

Según Ángel Martínez, si tenemos en cuenta que la jornada continua abarca desde las 08:30 o 09:00, hasta las 14:30 o 15:00, “es complejo encontrar una jornada laboral que sea compatible con estos horarios”. Y es que, el niño o la niña que va al colegio o al instituto, depende en la mayoría de casos, de su madre para llevarlo a clase. Lo cierto es que son las mujeres las que suelen encargarse de esta tarea y, por tanto, “más de dos tercios de esos 8.000 millones de pérdidas corresponden a mujeres”. Algo que también tiene su efecto agravando la brecha de género.

Lo cierto es que, con la excusa de la pandemia se han mantenido otros muchos aspectos que a día de hoy, siguen en vigor entre nosotros. Uno de ellos es el aumento de estas jornadas seguidas que, sin duda, seguirán dando de qué hablar en los colegios, pero sobre todo en las casas de nuestro país.