La foto de Fernando de Haro: "como los soldados derrotados en la vieja batalla"

La foto del día de Fernando de Haro

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Foto de una desolación. Es una desolación sin devastación, sin sangre. olorosa sí, pero sin tragedia. Los espectadores, la mayoría muy jóvenes, siguen unas grandes pantallas que no se ven en la foto. Las siguen detrás de unas vallas. Llevan encima todo el aderezo con el que los hinchas se componen para una gran cita: camisetas de la selección, bufandas, banderas y material sobrado para sentir muy fuerte los colores nacionales. Dos chicas, abrumadas por la derrota, cruzan los brazos sobre las vallas y reclinan la cabeza, abatidas por el destino, por la voluntad de un dios cruel que no ha tenido compasión de ellas. En una segunda fila una muchacha se lleva la mano a la cara, se tapa un ojo y oculta su llanto. La chica que tiene al lado junta las manos debajo de las gafas y mira con ojos de huérfana una pantalla que no puede devolverle al segundo anterior, al cercano momento, acaba de suceder, en el que el equipo todavía proclamarse ganador. Dos muchachos que parecen gemelos en el desconsuelo también se han quedado con los ojos fijos en la repetición de la jugada que confirma que están eliminados. La moneda solo tenía dos caras, solo podía ser cara o cruz. Y era inútil hacer previsiones, los dos equipos estaban muy igualados. El azar, que parece ciego, y el azar que parece decidir el presente y el futuro, ha repartido el premio de forma caprichosa. Los seguidores de la selección derrotada, como los soldados derrotados en la vieja batalla, como los amantes separados por el naufragio, maldicen a la diosa fortuna. Maldicen a esa diosa siempre envidiosa de la felicidad de los hombres. Maldicen a esa diosa fortuna envidiosa de la historia que siempre se las apaña para hacer, a su modo, justicia.