Las víctimas de los excarcelados por la ley del solo sí es sí podrán pedir pulseras telemáticas de protección

Igualdad propone que las víctimas de violencia sexual que se sientan afectadas por las consecuencias de esta ley puedan pedir el dispositivo para sentirse más seguras.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Se acercan a los 200 los agresores sexuales que han visto rebajar sus penas desde la entrada en vigor de la Ley del “solo sí es sí”. En vez de modificar la ley, el Ministerio de Igualdad propone que las víctimas de violencia sexual que se sientan afectadas por las consecuencias de esta medida, puedan pedir ya un dispositivo de control telemático para sentirse más seguras. Lo anunciaba ayer Victoria Rosell durante la presentación de la nueva estrategia para combatir las violencias machistas.

La experiencia de "Laura"

Por ejemplo, Laura, que así es como nos ha pedido que la llamemos, es víctima de violencia de género desde 2005. El que era su pareja intentó matarla. El caso fue juzgado, éste cumplió condena, salió de prisión, volvió a entrar y volvió a salir, pero esta última vez, Laura corría peligro y, al ser considerada como víctima de alto riesgo, la jueza tuvo que tomar medidas. Sin embargo, al contrario de lo que puedes pensar y de lo que se imaginaba Laura, a partir del momento en el que le colocaron ese dispositivo, sus problemas aumentaron.

“Me hicieron cumplir dos condenas. Una, la del agresor y otra, la del sistema. Socialmente me expone, porque he tenido que explicar en muchas ocasiones lo que estaba pasando, cosa que he querido evitar durante todos estos años y que el sistema me ha obligado a ponerle cara a mi problema”. Tremendo, ¿Verdad? Para que te hagas una idea, Laura no puede ir ni al teatro ni al cine porque pierde cobertura, no puede estar un día entero en la calle porque el dispositivo se le queda sin batería. Su vida se limitó hasta tal punto que, en diciembre de 2022, tuvo que tomar medidas aún sabiendo lo que eso suponía.

Una decisión complicada

“Decido que me lo quiten voluntariamente por salud mental. Acabé en un hospital porque mis ideas de acabar llegaron a llevarme al límite. Quería acabar con mi vida porque lo único que quería era paz. Quería desconectar y como el aparato no se puede desconectar, creí que la solución era desconectar yo. Es un aparato obsoleto, que no ayuda a la víctima, la expone y la humilla. Es una desprotección”.

A día de hoy, Laura sigue en tratamiento para la depresión, intentando rehacer su vida con una orden de alejamiento hasta 2029. Te recuerdo que es una víctima de alto riesgo, sin protección y no por elección propia. Esta es su experiencia con la pulsera telemática. Habrá otros casos pero muy segura, como sistema de protección, no parece.