Hoy parte del equipo de 'La Tarde' vamos a hacer el programa desde el País Vasco. Se cumplen diez años después de que ETA anunciara el cese definitivo de su acción armada y nos hemos venido hasta País Vasco para hacer memoria de las víctimas, de lo que supuso el terrorismo y para saber como se guarda esa memoria aquí, qué piensan los jóvenes, qué saben de lo que fue aquello.
Estoy dentro de la Iglesia de San José, en la plaza de San José de Bilbao. Es un lugar histórico para hacer memoria del o que fue el terrorismo. En esta plaza, a un lado está la Delegación del Gobierno, que tiene un jardincito muy pequeño. Durante años y décadas se velaron los cuerpos de policías y guardias civiles en esa Delegación del Gobierno, pocos metros de esta Iglesia de San José.
Se les asesinaba y había una sociedad que callaba. Se les asesinaba y nadie los velaba. Esos cuerpos asesinados de militares, policías, guardias civiles eran después trasladados. Son pocos metros los que separan esa Delegación del Gobierno del interior de esta Iglesia en la que estoy. Los féretros estaban exactamente donde yo me encuentro, frente al altar. Eran funerales en los que prácticamente no había asistencia.
Casi nadie venía a rezar por esas víctimas. Hemos hablado hace unos minutos con el párroco, Luis Casado, y nos ha contado que los funerales se celebraban aquí porque no había otros lugares. Porque muchos otros no acogían esos funerales y fueron los agustinos los que acogieron esa última despedida, esa oración, por los policías, guardias civiles y militares difuntos.
También me ha contado el padre Luis Casado que como ellos abrieron sus puertos para poder celebrar aquí esos funerales, esta Iglesia en muchas ocasiones, antes de que se celebraran las exequias, era vigilada y controlada para que no hubiese bombas.
Eso es lo que sucedió aquí, en el País Vasco y en toda España. 854 muertos. 7.000 heridos. 86 víctimas de secuestro. Durante muchos años, esas víctimas lo fueron doblemente. Se les sacaba de esta Iglesia prácticamente a escondidas y se las llevaba a enterar a pueblos de Andalucía, de Extremadura.
Diez años después de que ETA haya anunciado el fin de la violencia, todavía persiste la herida. ¿Por qué? Porque la mitad de la sociedad vasca no quiere recordar ni hacer un juicio de memoria, ni una valoración de lo que sucedió. El 50 por ciento de los jóvenes vascos no sabe quién fue Miguel Ángel Blanco.
Fue una gran derrota conseguida por el empeño de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Por la sociedad civil. Tengo que recordar a dos amigos míos que han muerto aquí en el último año: José María Calleja, periodista. Denunció el horror de ETA. Mikel Azurmendi, fundador del foro 'Basta Ya'.
Hizo falta mucho coraje para vencer a ETA pero la memoria todavía no está fijada. Se quiere olvidar, no se quiere mirar a lo que sucedió. Una sociedad que no mira, que no juzga, que no establece un criterio claro sobre lo que sucedió, sobre los muertos que aquí se despedían, es una sociedad que no puede desarrollarse de forma sana.