Fernando de Haro, desde Sierra Bermeja: "Los vecinos vuelven a sus casas con el miedo en la garganta"

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Estoy en el Refugio, el único restaurante abierto ahora mismo en Genalguacil, uno de los pueblos de Sierra Bermeja que fue amenazado hace unos días por las llamas. 'La Tarde' está hoy en Sierra Bermeja. Yo estoy en Genalguacil. Pilar Cisneros está en Jubrique. Dos pueblos que han vivido muy de cerca la amenaza de las llamas.

Estamos aquí para contarte cómo ahora que ah terminado este gran incendio y que el fuego está controlado, la vida quiere volver a la normalidad. El domingo a los vecinos de este pueblo les llamaron casa por casa para decirles que tenían que salir de su vivienda. Había algunos que no habían salido nunca. Las llamas estaban muy cerca y había que abandonar la casa familiar.

Aquí, en este restaurante, hay quien está dando buena de alguna tortilla de camarones, un buen salteado de verduras. Aquí no se habla de otra cosa más que del ganado que se ha quemado, de los castaños que se han perdido, de si el ganado que pudo huir de las llamas volverá o no. Aquí, todo el mundo tiene todavía el olor a humo en las narices y el miedo en la garganta. Los vecinos han vuelto a casa pero no pueden beber agua del grifo, están repartiendo agua mineral.

Desde donde estoy, que es una terraza abierta a Sierra Bermeja, veo perfectamente la marca de la devastación. Está abriéndose un poco el día. Enfrente tengo una serranía, un monte feraz que ha sido alimento de las llamas. Un poquito más arriba está todo negro, todo arrasado. 10.000 hectáreas que se han llevado una de las sierras más bonitas de España. Todavía huele a humo. Hay humo en el monte y en los corazones de estos vecinos, de esta gente, gente.

Cuando hablas con ellos en Genalguacil, se les quiebra la voz al ver la sierra. Vamos a escuchar las historias de la gente, gente y comprender por qué se sufren estos grandes incendios. Y desde aquí, desde esta Sierra Bermeja, se ve muy lejos la mesa de negociación que ha empezado hace una hora en Barcelona. No porque estemos lejos en kilómetros, sino porque esa mesa que arranca ahora ha sido siempre una iniciativa que ha estado lejos de las preocupaciones de la gente, gente. Esta mañana Sánchez ha presentado la mesa de negociación como un diálogo con las comunidades. Ahora quiere rebajarla porque ha visto las orejas al lobo con el desgaste electoral de los indultos.

La mesa se ha convertido en un teatrillo esperpéntico. Puigdemont que tenía que morir, políticamente hablando, lo ha hecho dinamitando la mesa de negociación. ERC acude pidiendo autodeterminación y todos sabemos que su intención es arrancar competencias. Es una mesa muerta antes de haber nacido que degrada las instituciones.