60 años del asesinato de Kennedy: desmontando la teoría de la bala mágica
Seis décadas después se sigue hablando de uno de los magnicidios más conocidos mundialmente
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En el top five de los enigmas de la historia siempre aparece junto a las pirámides de Egipto...¿Quién y por qué mataron a Jon Fitzgerald Kenedy?
Este miércoles e cumplen 60 años de uno de los acontecimientos que más dudas han despertado a lo largo de los años.
“No te preguntes lo que tu país puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer por tu país”. Esta es probablemente una de sus frases más icónicas que pronunció en su toma de posesión. El de Kennedy es el magnicidio más conocido o sobre el que más se ha escrito junto con el de Julio César.
Podríamos hablar durante horas de Kenedy, pero hoy primero queremos recordar es qué pasó aquel 22 de noviembre de 1963 y por qué lo que sucedió hace que seis décadas después hablemos de dudas, de incógnitas y de cuestiones que seguimos sin conocer.
Hablamos del asesinato de un presidente de EE. UU., lo que conlleva que ha de haber una investigación seria de la que ahora hablaremos en 'Mediodía COPE' pero antes queremos recordar cómo sucedieron los hechos.
Texas: un paro en el camino en la campaña de reelección de Kennedy
El 22 de noviembre de 1963, Kennedy se encontraba en Dallas, la ciudad más importante en el estado de Texas, para hacer campaña de su reelección.
Además, hay que destacar que en aquella ocasión, algo inusual, es que le acompañaba su mujer Jackie; que además reaparecía en público ya que la pareja había perdido un niño recién nacido. Por lo que todo eso aumentó el interés de la gente por la visita...
Este viaje, por cierto, deja otro momento inédito. Precisamente con Jacqueline Kennedy, porque horas antes del asesinato, en una cena de gala con simpatizantes en un hotel y para hacer un guiño a la comunidad hispana, Jackie se pone a dar un pequeño discurso en Español.
Hechos que ya indicaban dos cosas: una, que el presidente ya era consciente de la importancia que empezaba a tener el voto hispano; y dos, que la figura de Jackie es un empujón en la popularidad del presidente. De hecho, ella es la figura más destacada de la caravana presidencial.
La casa Blanca está viendo que el viaje está siendo un éxito y la visita a Dallas es el punto central, así que para ganar en cercanía se decide prescindir de la capota blindada del coche presidencial.
12:33 H: "Han disparado al presidente"
En ese coche, el presidente estadounidense y su mujer recorrían las calles de Dallas saludando a la multitud que se concentraba en las aceras.
Sin embargo, lo que minutos antes era alegría, gritos de júbilo y sonrisas... a las 12:33 H se convierte en pánico, susto, llantos, dolor e incertidumbre.
A esa hora, la radio de la policía de Dallas informa de lo que acaba de ocurrir: han disparado al presidente, ha sido alcanzado en la parte trasera de la cabeza y se la han volado, literal. Lo sabemos porque justo hace un año se desclasificaron más de 10.000 documentos hasta entonces confidenciales sobre este asesinato.
En ese momento de caos, lo primero era saber de dónde provienen los disparos. Y eso lo dice otro de los agentes a través de la radio que ordena que se revise un almacén de libros, porque cree que el tirador está por allí. Hasta que, finalmente, la Policía da la descripción del sospechoso: hombre blanco, de 30 años, delgado, 37 kilos y 1,80 metros de altura y creen que va armado.
Ese hombre no es otro que Lee Harvey Oswald, el principal sospechoso del asesinato del presidente Kennedy. Oswald, detenido en un cine momentos más tarde del asesinato, responde a las preguntas de la prensa de si ha matado al presidente afirmando que él se encontraba en ese almacén de libros desde el que se disparó porque él trabaja allí.
Lo curioso es que al final añade: "Soy un cabeza de turco”. Llama la atención, y es algo inaudito, la facilidad con al que los periodistas hablaron con un sospechoso acusado de matar, nada menos que al presidente de Estados Unidos.
Oswald ni siquiera fue juzgado porque murió también asesinado apenas 48 horas después por una gánster de la zona, llamado Jack Ruby cuando le trasladaban a la prisión. Y este hecho, junto con lo del cabeza de turco alimentó las teorías de la conspiración
¿Qué sabemos 60 años después y qué seguimos sin saber entonces?
La versión oficial, la que salió de la Comisión de Investigación, de nombre Warren, señala a Oswald como único autor de los disparos. Muy en resumen, tenía formación militar, había comprado un rifle y sobre todo era comunista. Había vivido en la Unión Soviética y había apoyado a la Cuba de Fidel Castro.
Tampoco era un completo desconocido, ya que incluso el FBI le había tenido bajo vigilancia, pero algo debió de fallar, desde luego, porque aquel 22 de noviembre estaba en la sexta planta del almacén de libros escolares de Dallas.
Paul Landis estaba allí, en el lugar de los hechos. Landis era un agente secreto y estaba al servicio de Jackie Keneddy. Él pudo escuchar tres disparos, los tres detrás de su oreja: "Cuando escuché el primero, por encima de mi hombro supe que estábamos siendo atacados. Reconocí de inmediato el sonido de un rifle de calibre alto. No me di cuenta de que el presidente había sido atacado”.
Este es el fragmento de una entrevista que puede leerse hoy en el ABC con Paul Landis que habla después de seis décadas en silencio. Él cree que fue Oswald quien disparó contra el presidente, dice que evidentemente no sabemos a ciencia cierta todo lo que puso ocurrir. Por eso, considera interesante que se llegue a descalificar todos los documentos que quedan al respecto.
Su versión sí que desmonta, sin embargo, una de las principales tesis: la de la bala mágica.
El informe Warren señala que hubo tres disparos y que dos impactaron en Kenedy. El primero que le dio al presidente se le conoció como la bala mágica, porque bueno llegaron a contar en esa Comision que el recorrido que había seguido la bala era poco menos que una fantasía; describiendo la trayectoria de forma poco creíble, según muchos expertos.
Porque se dijo que primero le dio a Kenedy en el cuello para después darle al gobernador de Texas que viajaba en el asiento delantero, darle en el pecho, de ahí salir, pasar por su muñeca y acabar en el muslo. Y todo ello sin perder velocidad ni capacidad de daño.
El caso es que se pensó que la bala había salido del gobernador en algún momento porque apareció en una de las camillas en las que fue atendido. Pero lo cierto es que según la versión de Landis fue él quien la colocó allí.
Cuando atendió al presidente vio una bala intacta en un asiento, se la guardó en el bolsillo, acompañó a la primera dama hasta el hospital porque no se quería separar de Kennedy. Y allí, antes de que les echaran de una mesa de operaciones, dejó la bala pensando que sería útil para la autopsia y posterior investigación...
Landis también que nadie les llamó después ni a él ni a ningún otro agente del servicio secreto para preguntarles o para conocer su versión. Este hombre dijo a los seis meses el servicio porque no se encontraba bien psíquicamente y lo curioso también es que ahora haya decidido romper su silencio.
60 años después dice ahora que esta es su verdad y quién sabe si esto servirá todavía más para alimentar la épica de un presidente y teorías de la conspiración que han ido desde la mafia y los soviéticos hasta comunistas o el propio Johnson. Cuando se habla de EE. UU. y de Kenedy...será por sospechosos.