El momento en el que echarse la siesta empieza a ser peligroso y por qué tienes que dejar de hacerlo

Hay estudios que dicen que es buena y otros que es perjudicial, pero hay síntomas que pueden mostrar que estás haciéndolo mal o que, si lo pide el cuerpo, algo funciona regular

Una persona echándose una siesta

José Manuel Nieto

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Una de las costumbres más tradicionales y repetidas entre la sociedad española es la de echar la siesta en verano. La imagen en cualquier casa, con el Tour de Francia o La Vuelta a España de fondo, es cotidiana. Pero cuidado con el tiempo que empleas en ella, ya que la experta Jana Fernández alerta en Poniendo las Calles de esta situación.

Una mujer duerme en una cama

La siesta es algo que se puede disfrutar en cualquier época del año, pero para muchas personas el verano es la temporada más propicia para echar una cabezadita después de comer porque están de vacaciones, porque su jornada laboral acaba más temprano o, simplemente, porque el calor agobiante no da opción a otra cosa que tumbarse un rato.

Pero no es tan mayoritaria, como dice el tópico. Según el primer estudio sobre salud y descanso realizado por la Fundación de Educación para la Salud del Hospital Clínico San Carlos, solo el 16,2 por ciento de los españoles se echa la siesta todos los días. El 22 por ciento dice hacerlo a veces y el 3,2 por ciento los fines de semana.

El ser humano, de hecho, es una de las pocas especies de mamíferos que duerme en un solo periodo del día. La mayoría son durmientes polifásicos, que alternan momentos de sueño y vigilia durante toda la jornada. Tal es el caso de perros y gatos, que los que tienen mascotas en casa lo saben bien.

La siesta

Es un asunto muy polémico porque de vez en cuando salen estudios rarísimos. Ahora se ha visto que las personas que duermen siesta tienen mayor propensión a enfermedades cardíacas. Para Jana Fernández, "la siesta al final es una respuesta fisiológica, esa necesidad de dormir".

Un hombre duerme una siesta en un sofá

La principal razón es que "hay una caída en nuestros niveles de energía" porque "no es algo estático durante todo el día": "Es algo que va como las olas del mar, sube y baja. Entonces se produce una bajada alrededor de mediodía, que suele coincidir con la hora después de comer".

Este tipo de descanso ayuda a disminuir la fatiga, aumentar la energía y mejorar la memoria y el estado de ánimo. Después del almuerzo, puede ser una herramienta poderosa para revitalizar el cuerpo y la mente, pero también puede tener efectos negativos si no se realiza adecuadamente.

"Si tengo la necesidad de echar una cabezadita, pues no pasa nada, porque, además, puede ser muy bueno ese pequeño reseteo para nuestro cerebro", señala Jana Fernández en Poniendo las Calles, "pero tampoco es obligatorio". Además, la experta en fisiología del sueño alerta de una señal que indica que algo no va bien.

El momento en el que empieza a ser peligroso

Jana Fernández recalca que "hay que tener cuidado si todos los días necesito una siesta de dos horas, porque ahí probablemente el sueño nocturno, ese sueño por la noche, no haya sido un sueño reparador": "Entonces ahí es cuando hay que ver que si necesito dormir dos horas de siesta todos los días, probablemente por la noche no esté descansando".

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El momento en el que echarse la siesta empieza a ser peligroso y por qué tienes que dejar de hacerlo

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"Pero la típica cabezadita después de comer viene fantásticamente bien para hacer un reseteo del cerebro y para continuar con la tarde, así que si lo necesito, adelante", señala la experta en fisiología del sueño en Poniendo las Calles, "si no lo necesito tampoco pasa nada, no es obligatorio dormir siesta".

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