Narciso, rosa, flor de naranjo o un guante: oler los diferentes aromas de un cuadro es posible

El Museo del Prado propone por primera vez, con la colaboración de la Academia del Perfume, adentrarse en un cuadro a través de la vista y el olfato

Narciso, rosa, flor de naranjo o un guante: oler los diferentes aromas de un cuadro es posible

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Oler un cuadro ya es posible. Narcisos, rosas, jazmín, nardos, flor de naranjo, incluso un guante, ahora el Museo del Prado recrea una selección de los aromas presentes en "El olfato", uno de sus cuadros más evocadores, pintado por Jan Brueghel el Viejo, con un exposición olfativa que permite al espectador adentrarse en el cuadro a través de la vista y el olfato.

"El olfato" es un cuadro que forma parte de una serie de cinco obras del Prado que exploran los sentidos y que son un claro ejemplo de la gran técnica de Brueghel, uno de los pintores más importantes de su época, aunque sus cuadros pasan habitualmente desapercibidos por su mediano formato.

Hasta el próximo 3 de julio, en la sala 83 del edificio Villanueva, 'El Olfato' protagoniza “La esencia de un cuadro. Una exposición olfativa”, comisariada por Alejandro Vergara, Jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo Nacional del Prado, y Gregorio Sola, Perfumista y Académico de la Academia del Perfume, quien ha creado 10 fragancias relacionadas con elementos presentes en la pintura.

En esta obra, que evoca el jardín de árboles y plantas singulares que Isabel Clara Eugenia y su marido tenían en Bruselas a principios del siglo XVII, se representan más de 80 especies de plantas y flores, algunos animales relacionados con el olfato, como el perro sabueso o la civeta, y diferentes objetos relacionados con el mundo del perfume, como guantes perfumados, recipientes con sustancias fragantes, un ambientador que se calienta en un lujoso brasero y alambiques para destilar las esencias.

El sentido del olfato permitirá al visitante recorrer los diferentes elementos del siglo XVII representados en esta pintura, mediante 4 difusores en los monitores táctiles disponibles en la sala.

OLER Y VER A BRUEGHEL

"No hay pintura más gozosa que la de Brueghel, es gozoso a más no poder", explica Vergara, aunque reconoce que el detalle de su trabajo suele pasar desapercibido en un museo donde los cuadros "se ven de lejos". Su técnica, que aprendió con su abuela, es de miniaturista.

La exposición, reducida a una sala, ha incluido a numerosos investigadores de distintas disciplinas, entre los que se encuentran miembros del CSIC que han ayudado a identificar las variedades de las flores del cuadro y una especialista en historia del perfume que ha ayudado con fórmulas antiguas.

CUADROS QUE NO SOLO HUELEN A PINTURA

En la sala, junto al cuadro, se han instalado una serie de dispositivos en los que se puede oler las fragancias -está diseñado para que se pueda usar con mascarilla-. La tecnología empleada no usa alcohol, por lo que no satura el olfato.

Diez son las fragancias que los visitantes pueden oler: jazmín, rosa, lirio, narciso, civeta, nardo, flor de naranjo, higuera, guantes y alegoría. Las tres últimas son mezclas, y todas ellas han sido elegidas por Sola y Vergara por su "estrecha relación" entre la perfumería actual y la histórica, han explicado en la presentación de la iniciativa este lunes en Madrid.

La mezcla "Alegoría" está confeccionada a partir del ramillete que sujeta Venus, principal figura de la obra -todas pintadas por un gran amigo del pintor, Rubens-, y que tiene rosas, jazmines y claveles.

La flor de naranjo se utilizaba entonces en perfumería y se sigue usando hoy; el lirio es una de las esencias más caras usada en la actualidad, -el kilo dobla el precio del oro-, mientras que la esencia de civeta -un mamífero carnívoro con un olor "duro, sucio"- se usaba habitualmente como fijador de perfumes en la época.

Sola ha recreado la esencia de un guante que aparece en la escena. En la Edad Media se solía perfumar los guantes para enmascarar el mal olor del curtido de la piel; la combinación elegida está tomada de un libro del siglo XVII, "El perfumista real", y contiene resinas, bálsamos, maderas y esencias de flores.

La muestra también tiene por objetivo realzar la importancia del olfato, uno de los sentidos más olvidados en la sociedad moderna, pero que era fundamental en la antigüedad. "Oler permitía a la gente saber que un alimento o un lugar eran peligrosos", ha señalado Vergara.

El olor es también uno de los sentidos con los que más fácilmente se viaja al pasado, ha explicado Sola, está estrechamente ligado a la memoria: "Aquello que hueles y ves, lo recuerdas mucho más".