Los accidentes aéreos más impactantes de los últimos años y emprender pese a una discapacidad, en 'Imparables'

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Este 28 de noviembre se cumplen tres años desde que el mundo del fútbol quedara impactado. Fue en 2016 cuando el avión que transportaba al equipo de fútbol brasileño Chapecoense se estrellara tras quedarse sin combustible a pocos kilómetros de la pista de aterrizaje de Medellín (Colombia). Aquello provocó la muerte de 71 personas.

Ximena Suárez tenía por aquel entonces 28 años. Fue una de las seis supervivientes e integrante de la tripulación. 1.095 días después, la joven boliviana ha logrado superar las secuelas físicas, pero sobre todo psicológicas que le dejó aquel impacto tremendo: “Gracias a Dios estoy bien. Ahora estoy empezando a volar en una aerolínea boliviana. Estoy en vuelos de entrenamiento, por lo que en diciembre o enero estaré si Dios quiere de tripulante nuevamente”.

El primer día tuvo mucho miedo, pero con el paso de los días se fue tranquilizando: “Formar parte de la tripulación fue lo que siempre quise y para lo que nací. Aquel 28 de noviembre no morí porque no era mi día, y Dios me dio una segunda oportunidad para que cambiara de vida, y pensara en las cosas buenas y malas que hacía. Me he acercado más a él. Soy un milagro de él mismo”.

El siniestro de Spanair: muchas incógnitas aún sin resolver más de una década después

Claro que en España también tuvimos que sufrir nuestra tragedia aérea no hace demasiado tiempo. Once años después nadie puede olvidar lo ocurrido una mañana de verano. La del 20 de agosto de 2008, cuando el vuelo 5022 de la compañía aérea Spanair, que iba a realizar el trayecto Madrid-Gran Canaria, sufrió un siniestro en el aeropuerto de Barajas, segundos después de despegar. Aquello costó la vida a un total de 154 personas. Tan solo sobrevivieron a la tragedia 18 pasajeros.

A raíz de aquello las víctimas, la mayoría de ellos familiares, crearon la Asociación de Afectados del Vuelo Jk5022. No todas se unieron. La aseguradora de Spanair y los intermediarios de los despachos americanos que representaron a muchas familias bajo la promesa de que a través de la justicia de EEUU se haría justicia, se encargaron de dividirlas. Pese a todo, la asociación cuenta con unas 110 familias, tal y como revela Pilar Vera, presidenta de la plataforma, que perdió a una sobrina en el siniestro.

Uno de los motores del avión en el que viajaba Alberto comenzó a echar humo

Entusiasmados y ansiosos. Así se encontraban Alberto y su amiga en los días previos de su viaje hasta Praga. Pero el percance aéreo que sufrieron hace que el resto del viaje, visto con el paso del tiempo, quedara en un segundo o tercer plano. El avión despegó a la hora prevista. Las azafatas comenzaron a ofrecer servicio de hostelería como viene siendo habitual. Pero la paz se truncó a los veinte minutos de despegar. Fue el momento en el que una pasajera gritaba “¡Fuego, fuego!”: “Todos empezamos a mirar en el flanco derecho donde se encontraba la señora, donde efectivamente veíamos cómo en uno de los motores comenzó a salir humo”.

El pánico se apoderó de los pasajeros, incluido de Alberto: “Sientes que se te va la vida. No había manera de salir. Comenzó a parpadear el cinturón de seguridad y el capitán de la tripulación nos informó que había una avería, por lo que tendríamos que hacer un aterrizaje de emergencia”.

La historia de Beatriz: discapacitada intelectual y emprendedora

Beatriz Martín es una joven emprendedora con discapacidad intelectual. Hace tres años se embarcó junto a otros compañeros en el negocio Abono Café, una cooperativa de iniciativa social sin ánimo de lucro, seleccionada entre los proyectos elaborados y presentados por los alumnos del Título Propio “Emprendimiento y Especificidad” convocado por la Universidad de Castilla-La Mancha.

Beatriz ha explicado en 'Imparables' en qué consiste su negocio: “Reciclamos los posos de café para convertirla en abono, que tiene valor fertilizante y vendemos de manera individual a particulares que tengan un patio o un jardín grande, por ejemplo. Es muy ecológico”.

La idea surgió en el curso de emprendimiento que se realiza en la Fábrica de Armas de Toledo. Los comienzos, como todo negocio que se precie, fueron duros: “Tuvimos que ir al Ayuntamiento para pedir que nos habilitaran un espacio, que finalmente nos dieron en el barrio del Polígono. Nunca nos pusieron obstáculos”.