Las claves del acuerdo revolucionario entre el Vaticano y China

Ambas partes han hecho sacrificios y concesiones enormes

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Para llegar al acuerdo entre China y el Vaticano para que la Iglesia católica pudiese nombrar a obispos en el país comunista y que abre la puerta a unas posibles relaciones diplomáticas, ambas partes han hecho sacrificios y concesiones enormes.

Mientras el papa Francisco se encontraba lejos del Vaticano, en Lituania, donde hoy ha iniciado una gira por los países Bálticos, se anunciaba un acuerdo provisional que se iría revisando, según su implementación, para el nombramiento de los obispos.

Demasiado poco para algunos que esperaban una resolución más concreta, teniendo en cuenta los 30 años en los que se lleva abordando el problema y las dificultades que han vivido los católicos en el país.

Una revolución para otros tras más de 60 años sin relaciones entre ambos países y el hermetismo del régimen de Pekín ante cualquier injerencia de países "extranjeros".

Ni China ni la Santa Sede han dado detalles de en qué consiste el acuerdo, pero se ha informado de que el papa Francisco ha reconocido a siete obispos vivos y uno fallecido que fueron nombrados por China.

El Vaticano cede en el reconocimiento de estos obispos creando por primera vez una Iglesia única y unida en el país, a pesar de las críticas de algunos prelados como el cardenal Joseph Zen, arzobispo emérito de Hong Kong, que lo consideraba una rendición y una falta de respeto al resto de prelados que fueron encarcelados o vivieron en la clandestinidad.

En China existía una Iglesia católica oficial, la llamada Asociación Católica Patriótica, creada en 1957 y controlada por el Gobierno, y otra, la clandestina, la de la Santa Sede. Esto ya es historia.

Incluso el Vaticano anunció que se creó una nueva diócesis, que englobará territorios de Jehol/Jinzhou y de Chifengper, para que estos 7 obispos puedan ser titulares de una sede propia.

"Es algo histórico. El nombramiento de obispos es la base para afrontar el resto de problemas que vendrán después. Pero ahora podemos por fin hablar de una Iglesia que está unida y en comunión con Roma y que puede comenzar verdaderamente su misión. Quizá podrá seguir controlada o perseguida pero se ha abierto una puerta", explica a EFE Antonio Sergiani que trabajó durante años como misionero en China y conoce los primeros pasos en las negociaciones.

Según varios expertos, el sistema podría consistir en la elección de candidatos a obispos por parte de los miembros de las diócesis que serían sometidas al parecer de Pekín.

Pero es del papa la última palabra. El Gobierno chino reconoce por primera vez que un "extranjero" pueda tener un veto en una elección que concierne al país.

Por el momento, solo Vietnam ejerce esta prerrogativa de elegir a los candidatos pero, por ejemplo Francisco Franco lo mantuvo durante todos los años de dictadura en España.

"Hay dos cosas muy importantes que el Gobierno chino por primera vez reconoce y es la autoridad del papa, que tiene una voz decisiva en los nombramientos de los obispos, explica a EFE Gerard O'Connell, experto en las relaciones Santa Sede-China y corresponsal en el Vaticano para la revista jesuita estadounidense "America Magazine".

O'Connell explica la importancia de este acuerdo para el futuro, 

El Vaticano calcula que en el país hay entre 8 y 12 millones de católicos, pertenecientes a la Iglesia Patriótica y a la clandestina.

Pero además el vaticanista afirma que el Gobierno chino tenía intención de nombrar 40 obispos sin el consentimiento de Roma, lo que habría supuesto "un cisma enorme".

El director de la agencia católica Asíanews, el misionero Bernardo Cervellera que durante años ha informado de todo el proceso, explicó a EFE que será necesario conocer "el criterio y el método para la selección de los obispos" para poder considerar el acuerdo histórico.

Cervellera, desde siempre crítico con las concesiones por parte del Vaticano, considera positivo que al menos China haya querido "continuar dialogando" pero matiza que si el Vaticano ha dado muchos pasos de acercamiento "el Gobierno chino no ha dado ni uno".

Asegura asimismo que muchos de los católicos "subterráneos" obligados a la clandestinidad durante años y perseguidos, ahora se sienten "tristes y han perdido la confianza".

El director de la revista de los jesuitas, "Civilta católica", Antonio Spadaro, rechaza cualquier idea de acuerdo político pues es "de carácter radicalmente y esencialmente pastoral" y asegura que el objetivo es "que la Iglesia pueda predicar lo mejor posible el Evangelio sin perderse en conflictos internas".

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