¿Has escuchado el Padre Nuestro tal y como Jesús se lo enseñó a sus discípulos?

Mons. Nicolaos Matti Abd Alahad, Arzobispo de la Iglesia Sirio Ortodoxa de Antioquía, ha estado en COPE para rezar el Padre Nuestro en arameo

Redacción Religión Marina Martín Álvarez

Publicado el - Actualizado

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El idioma oficial del Vaticano es el latín, pero ¿en qué lengua se comunicaba Jesucristo? Pues bien, su lengua originaria es el arameo. Por ello, la versión original del Padre Nuestro es en dicho idioma. 

El arameo es un idioma originario de la Alta Mesopotamia, y la lengua usada por los pueblos de esa región. Jesús de Nazaret dio a conocer esta oración y los evangelistas Mateo y Lucas fueron quienes lo reflejaron en la Biblia. Desde el principio del cristianismo y en ambos evangelios es Jesús quien enseña a rezar el Padre Nuestro a sus discípulos.

Jesús se lo enseño de una manera cercana. Lo que pretendía era facilitar el diálogo con Dios de una manera sencilla. Jesús no quería que el Padre Nuestro se repitiera de manera mecánica, sino que pretendía que através de dicha oración se establecería un diálogo de cercanía con el Padre.  

Entre estos autores hay algunas discrepancias. San Lucas describe como uno de sus discípulos le pidió a Cristo que les enseñara a orar. Mientras que en el evangelio de Mateo aparece que fue por iniciativa propia, sin que ningún discípulo le dijera nada. Una oración que está escrita en el idioma original en una piedra blanca de mármol en el Monte de los Olivos, en Jerusalén. 

Mons. Nicolaos Matti Abd Alahad, el Arzobispo de la Iglesia Sirio Ortodoxa de Antioquía, ha estado en los estudios de COPE para rezar el Padre Nuestro en arameo. Además, también ha cantado esta oración. 

A continuación, la versión original del Padre Nuestro traducida al castellano: 

Padre nuestro,

que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.

Amén.

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