Hermana Victoria: “La vida no es para guardarla ni para competir, la vida es para compartir”
Esta misionera perteneciente a la Congregación Pureza de María desarrolla su labor en Camerún, donde afirma que hay "una conexión con la vida y con la alegría de vivir"
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Victoria Braquehais es una joven misionera, natural de Mallorca, y desde allí se fue al corazón de África para servir, aprender y enseñar. Esta religiosa ha sido entrevistada por Juan Manuel Cotelo en el canal de YouTube ‘Infinito más uno’. Estudió filología inglesa pero después quiso estudiar otros idiomas para comunicarse con soltura en el Congo o en Camerún. Además ha aprendido arameo para aprender mejor la lengua de Jesucristo.
Victoria explica que “cuando tenía 12 años en una revista que estaba en mi casa leí una frase que decía ‘como el humo tiende a subir, como el agua tiende a bajar así de pronto surgió mi vocación misionera’. Cuando vi esto pensé que era lo que me pasaba a mí. Por caminos de Dios, entré en la Congregación Pureza de María y me ofrecí para misiones y después me destinaron al Congo”.
La vida es para compartir
Sobre cómo es su vida ahora, indica que “vivo en un pequeño pueblo al sur de Camerún. Es un poblado en plena selva. Viven pueblos seminómadas y nos encargamos de tener una escuela de infantil y primaria que acoge a casi 200 niños y ahí compartimos la vida y la fe. La vida no es para guardarla ni para competir, la vida es para compartir. Dios es el que da. Dios nos da todo y nos da tanto que nos dio hasta a su propio hijo”.
Una gran conexión con la alegría de vivir
En África se puede apreciar un contraste entre la belleza natural y los paisajes, pero también se ven guerras, violencia, pobreza o enfermedades. Al ser cuestionada si es posible ser feliz pese a todo y si es difícil mantener la alegría, la hermana Victoria ha afirmado que “yo compartiría dos cosas que me han impactado mucho de África y me llegarán al corazón hasta que me muera, y es que la gente tiene una gran alegría de vivir. Cuando estaba en el Congo un día hubo una gran tormenta y al día siguiente uno de los profesores del colegio me saludó como siempre y con alegría. Otro profesor me me contó que a ese mismo profesor se le había caído la casa por la tormenta. Cuando lo vi a la hora del recreo le pregunté cómo podía estar tan feliz si se le había caído la casa y me dijo ‘hombre hermana, estamos vivos’. Yo nunca he oído decir a nadie en África que por qué Dios permite esto o por qué Dios hace esto. Hay una conexión con la vida y con la alegría de vivir”.
El Señor sigue llamando
Por último, reflexionando sobre la crisis de vocaciones, Victoria expresa que “el Señor sigue llamando y la vida consagrada siempre ha existido y siempre va a existir, porque dónde está la plenitud de Dios, Él siempre va a llamar a gente para que le entregue la totalidad de su vida y de su corazón. Es verdad que hay menos vocaciones misioneras como sacerdotes y religiosas, pero hay un gran movimiento de cooperantes, voluntarios y el Señor sigue llamando, pero hay que acompañar a los jóvenes porque a veces están como ovejas sin pastor y los jóvenes tienen mucha sed. También hay factores sociales como el compromiso y el temor a las opciones para toda la vida. Sin embargo, el Señor apuesta por nosotros para toda la vida y nos debemos quedar con eso”.