La historia de James, conserje en la Casa de la Iglesia en Burgos: "La situación en Colombia era insostenible"
La archidiócesis de Burgos cuenta la historia de vida del nuevo conserje de su Casa de la Iglesia, quien tuvo que abandonar su Colombia natal en busca de un futuro mejor
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La historia de James Castro, nuevo conserje de la Casa de la Iglesia de Burgos, es más que llamativa. Gracias al respaldo de numerosos cristianos, y de forma especial del arzobispo, Mario Iceta, Castro se trasladó hasta la ciudad burgalesa tras tener que abandonar su Colombia natal hace cuatro años. El edificio en el que desempeña su nuevo trabajo alberga los principales servicios de la curia y la pastoral diocesanas desde hace poco más de una década.
A sus 56 años, James solo tiene palabras de agradecimiento a la Iglesia, que “siempre nos ha abierto las puertas en tantos momentos difíciles y de incertidumbre”. Y es que, tras varios años buscando un futuro mejor, él, su mujer, Luz, y su hija Juanita parecen haberlo encontrado en Burgos.
Del prelado explica que “es una persona muy humana y muy buena”, comenta con aplomo, sabedor de que gracias a él hoy pueden sonreír un poco más a la vida.
Situación insostenible en Colombia
La propia diócesis burgalesa ha explicado a través de sus canales de comunciación que la situación que vivían James y su familia en su Colombia natal era ya insostenible. La complicada economía y “la alta violencia que allí se vive a diario hicieron que sí o sí buscaran una alternativa”.
Hace seis años, y gracias a un contacto común con el entonces obispo de Bilbao, Luz vino a trabajar al cuidado de la madre y la tía de Mario Iceta. James llegó un par de años más tarde, acompañado de su hija. Recaló en Baracaldo, donde encontró trabajo reparando diferentes iglesias y realizando tareas de mantenimiento y fontanería en varios pisos. “
”, comenta, aunque el euskera y el estrés de vida de una gran ciudad como Bilbao no fueron fáciles al comienzo. Sus otros dos hijos,
(de 29 años) y
(de 26), aún están en Colombia, si bien de ciento en viento se acercan a España para pasar unos días en familia.
Trabajar en el corazón de la archidiócesis de Burgos
Tras la designación de Mario Iceta como pastor de la Iglesia en Burgos, James y su familia se trasladaron también a la ciudad. Juanita se matriculó en el colegio diocesano San Pedro y San Felices y Luz siguió atendiendo a la madre y tía del arzobispo. Y James tomó las riendas de la conserjería de la Casa de la Iglesia: “
”, explica. Además, entre sus competencias figuran atender la portería, responder al teléfono, controlar el correo y recibir a las personas que por allí recalan necesitando algún tipo de servicio.
Desde su trabajo en el que puede considerarse el ‘corazón’ de la archidiócesis, contempla una Iglesia servicial y una ciudad, Burgos, “mucho más católica, tranquila y limpia” que la gran Bilbao. Constata cómo en la Casa de la Iglesia “todo funciona bien” y que las personas que allí trabajan “atienden a los que llegan de la mejor manera posible”. Él también quiere contribuir a este buen hacer. Y en ese empeño pone su sonrisa, todavía conociendo los nombres de los sacerdotes y los numerosos pueblos de la provincia y todos los vericuetos de ese gran edificio. “Quiero ayudar a resolver los problemas que trae aquí la gente”, concluye.