Los obispos en la jornada Pro Orantibus: "Pone bajo el signo de la gracia todos nuestros esfuerzos sinodales"

La vida contemplativa "sabe escuchar" y "alumbran para todos el camino de la apertura al otro y a los otros"

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Redacción Religión

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La vida contemplativa: lámparas en el camino sinodal”, es el lema de este año de la Jornada Pro Orantibus, que la Iglesia celebra en la solemnidad de la Santísima Trinidad, este 12 de junio.

Los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, organizadora de esta Jornada, destacan los pilares básicos de la vida contemplativa —la escucha, la conversión, la comunión— aquellos que lo han dejado todo para contemplar al Señor se convierten en testigos de la Luz y pueden ofrecer al Pueblo de Dios su «misteriosa fecundidad» en clave de crecimiento sinodal.

Además, miran con agradecimiento y con esperanza a los hermanos y hermanas contemplativos, pidiendo que el Señor los guarde y los haga brillar entre nosotros. Y, destacan, que ellos, con su testimonio, empujan a toda la Iglesia a ensanchar el espacio de su tienda y a salir en peregrinación.

Testigos en medio del mundo

El lema escogido este está en perfecta consonancia con la invitación “de testigos de la Luz en medio del mundo y pueden ofrecer al Pueblo de Dios su «misteriosa fecundidad» en clave de crecimiento sinodal”.

El camino hacia una conciencia eclesial “cada vez más sinodal lo recorre la Iglesia entera en unidad de espíritu y de misión”. Pero “hay quien va abriendo horizontes en clave de vanguardia, quien convoca a los más lejanos a la peregrinación, quien reúne a los que a ratos se dispersan, quien abre su casa a los que se encuentran cansados, quien recoge a los apaleados a la orilla del camino y quien mantiene encendida la candela para que la senda no se interrumpa ni siquiera en la noche más profunda”.

Estos últimos, hombres y mujeres de vida escondida en Dios, “son como lámparas que custodian la luz primera —la luz que viene del Padre—, dan testimonio de la luz verdadera —la luz que es Cristo vivo— y apuntan hacia la luz definitiva, la luz que se nos promete en el Espíritu”.

Buscar la luz de Dios

Así pues, las personas contemplativas son también “profundamente sinodales no por un empeño extraordinario sino por su misma raíz carismática: en la medida en que buscan la luz de Dios y la derraman sobre el rostro de la Iglesia, son portadoras de una experiencia sinodal capaz de alentar la sinodalidad en otros”.

Ellas, que saben escuchar al Señor, “alumbran para todos el camino de la apertura al otro y a los otros; ellas, que forjan su corazón en la permanente conversión a la voluntad divina, alumbran para todos el itinerario del discernimiento y de la transformación; ellas, que ensayan cada día la comunión fraterna, alumbran para todos la senda de la reconciliación y la paz entre los hermanos”.

Su oración ininterrumpida, abierta a la Palabra del Señor, “pone bajo el signo de la gracia todos nuestros esfuerzos sinodales”. La vida contemplativa, en suma, “nos sigue acercando la luz de la Santa Trinidad para que todo el pueblo de Dios, en camino sinodal, la haga llegar con alegría a todos los rincones de la tierra”.