Las confesiones religiosas se unen para instar a los gobiernos a rechazar las leyes que atentan contra la vida
Los representantes de las diferentes religiones han firmado un manifiesto donde reclaman una sociedad basada en el valor inviolable de la vida humana y la dignidad de la persona
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Las confesiones religiosas con presencia en España han organizado este viernes, 11 de diciembre, el encuentro interreligioso ‘Artesanos de vida y esperanza’ en el Salón de actos de la Institución Teresiana (Avda. del Valle, 23 en Madrid).
Este encuentro interreligioso ha tenido como objetivo, en estos momentos de dificultad, de ensalzar el valor sagrado de toda vida humana. Y es que cada persona tiene una dignidad inestimable en cualquier circunstancia, tanto si es pobre o discapacitada, si no “es útil” –como los no nacidos– o si “ya no sirve” –como los ancianos-.
Durante las intervenciones de cada uno de los representantes de cada religión, se han mostrado críticos con aquellas leyes que regulan la eutanasia, precisamente en una semana donde la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados ha dado luz verde, con tan solo los votos en contra de PP y Vox, a la normativa, que se aprobará de manera definitiva en las próximas semanas.
En representación de la Iglesia Católica, el obispo auxiliar de Valladolid y Secretario General de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello, ha lamentado que, pese al avance de los tiempos, sea complicado remarcar la importancia de la vida humana. “El sufrimiento, lejos de ser eliminado del horizonte existencial de la persona, nos sigue planteando una pregunta sobre el sentido de la vida. La solución a esta cuestión no puede ofrecerse a la luz del pensamiento humano, porque en el sufrimiento está contenida la grandeza de un misterio que solo la revelación de Dios nos puede desvelar”, ha subrayado el portavoz de la CEE.
A juicio de Mons. Argüello, la raíz de algunos rasgos del totalitarismo moderno hay que verla en la negación de la dignidad trascendente de la persona humana: “Por eso, está sujeto a unos derechos que no puede violar nadie, ni la sociedad, ni el Estado ni la mayoría de un cuerpo social poniéndose en contra de una minoría”.
Así las cosas, el obispo auxiliar de Valladolid ha añadido que la “valoración moral de la eutanasia no depende de un balance de principios, de valores, de experiencias sobre la calidad o las circunstancias de la vida que, según los sufrimientos del paciente podrían justificar, según algunos, la supresión de la persona enferma”.
Para concluir, el Secretario General del organismo episcopal ha manifestado que “el hombre, independientemente de la condición física o psíquica en la que se encuentren, mantienen su dignidad originaria. Puede vivir y crecer en el esplendor divino porque está llamado a ser imagen y gloria de dios”.
El resto de representantes religiosos se unen para defender la vida
El presidente de la Federación Hindú de España, Juan Carlos Ramchadani, ha remarcado que “el hinduismo defiende que la Humanidad es una familia, y esa familia tiene un mismo padre”. Por ello, ha abogado por “dejar a un lado nuestras diferencias y aunar fuerzas en beneficio de la humanidad”.
Por su parte el Archimandrita del Trono Ecuménico, Demetrio, se ha mostrado muy crítico con la práctica de la eutanasia, ya que considera que este tipo de actos tiene como fin erigir la eutanasia como norma general en nombre de cierto concepto de la dignidad humana.
La eutanasia en sí corresponde a una voluntad de rechazo no a la muerte como tal, sino a la forma de morir. Toda decisión adoptada sin la voluntad del enfermo es deontológicamente inaceptable. El final de la vida es un periodo esencial que debe ser vivido plenamente por el enfermo. La muerte de los enfermos no nos corresponde. Los casos de situación dolorosa en la que es imposible soportar, se puede recurrir a la sedación, pero como acto terapéutico, que permita, si la situación mejora, recuperar la conciencia del paciente. Con cuidados paliativos bien aplicados no hay petición de eutanasia por parte de los enfermos. El acompañamiento físico y espiritual es esencial”, apunta.
El obispo de la Iglesia Española Reformada Episcopal (Comunión Anglicana), Mons. Carlos López Lozano, ha manifestado que el “respeto por la vida humana es uno de los requerimientos del cristianismo. Vivimos en una sociedad en crisis, donde millones de personas han muerto por la pandemia. En medio de estas circunstancias, hay que enfatizar el mensaje de esperanza de Jesucristo”.
Línea en la que ha ido Mohamed Ajana, secretario de la Comisión Islámica de España: “La vida es un don que hay que cuidar. Esa dignidad humana se establece para todas las personas, sin distinguir entre creyentes y no creyentes. La dignidad es un regalo que Dios nos hace como elegidos para poblar el mundo”.
El manifiesto firmado por todos los representantes religiosos
Para concluir el acto, se ha procedido a la lectura de un manifiesto;
Las distintas tradiciones religiosas que nos hemos dado cita en Madrid, en esta mañana del 11 de diciembre de 2020, queremos expresar nuestro deseo de colaborar en la construcción de una humanidad renovada en diálogo y escucha recíproca con los distintos campos del saber, de manera que la luz de la Verdad ilumine a todos los hombres y mujeres que habitan nuestro mundo.
Juntos queremos proclamar nuestra firme convicción de que la violencia y el terrorismo se oponen al verdadero espíritu de nuestras religiones. Y frente a ello condenamos cualquier retorno de la violencia en nombre de Dios o de la religión.
Como “arquitectos de la paz y la fraternidad” nos comprometemos a colaborar en la educación de las personas en el respeto y la estima mutua, de manera que podamos construir una nueva fraternidad y amistad social.
Nos comprometemos a estar cerca de los que sufren a causa de la miseria y el abandono y a hacer nuestro el grito de los descartados de nuestra sociedad, reconociendo en el otro siempre a un hermano.
Pedimos a los responsables de las naciones y a nuestros gobernantes que edifiquen una sociedad basada en el valor inviolable de la vida humana y la dignidad de la persona, y que rechacen las leyes que atentan contra ella. Hoy nos preocupa de manera especial la tramitación de la ley de la eutanasia. Frente a ella abogamos por una adecuada legislación de los cuidados paliativos.
Estamos abiertos al diálogo a todos los niveles para que en la sociedad se tenga en cuenta también nuestra visión del ser humano y del mundo, de manera que entre todos nos enriquezcamos.
Nos adherimos al Documento sobre la Fraternidad asumiendo conjuntamente “la cultura del diálogo como camino; la colaboración como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio”.