La lección de vida que dio Teresa de Calcuta a una señora tras realizar este comentario sobre un leproso

Han pasado casi 23 años de la muerte de la Madre Teresa de Calcuta. Pero el legado y las experiencias relatadas por la religiosa albanesa aunque de nacionalidad india, siguen estando muy vigentes en la sociedad actual. Y es que, más de dos décadas después de que se marchara de esta vida, el mundo apenas ha cambiado por desgracia. Sigue siendo un planeta que navega a dos e incluso tres velocidades diferentes, según el territorio. Las desigualdades incluso se han acentuado.

Teresa de Calcuta fundó 'Misioneras de la Caridad'

La Madre Teresa de Calcuta estuvo siempre con los más pobres. Su labor impagable le hizo merecedora del Premio Nobel de la Paz en 1979 o ser canonizada en 2016 por el Papa Francisco en un acto multitudinario que tuvo lugar en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

El día de su fallecimiento la congregación de las Misioneras de la Caridad contaba ya con más de quinientos centros en un centenar de países. El trabajo de aquellas misioneras era cuidar a "los hambrientos, los desnudos, los sin techo, los lisiados, los leprosos, las personas que no se sienten queridas, los que no tienen amor, a los que la sociedad no cuida, las personas que se han convertido en una carga para la sociedad y son rechazados por todos".

Las lecciones de vida de Teresa de Calcuta

Agnes Gonxha Bojaxhiu (este era su nombre real) se entregó a los que más lo necesitaban, pese a que ella no procedía de una familia pobre. Más bien al contrario, ya que sus padres componían un matrimonio comodado en Albania. Su padre se dedicó a la política (ámbito que nunca interesó a Teresa de Calcuta), aunque murió cuando ella apenas tenía nueve años de edad, en 1919, bajo extrañas circunstancias.

Fue su madre quien educó a Agnes Gonxha bajo los valores de la fe católica. Como hemos comentado, las vivencias y anécdotas vividas por la Madre Teresa de Calcuta se cuenta por cientos. Viajó por todo el mundo. Su labor le llevó a países como Armenia, Etiopía, Líbano, Albania, Ucrania…

Una de las enseñanzas que dejó fue el amor al prójimo. Solo un ejemplo de ello fue cuando, en una ocasión en uno de sus viajes, fue preguntada por una persona: “¿Usted cuándo descansa?” Una pregunta a la que ella contestó de manera firme: “Descanso en el amor”.

Aquel individuo insistió en el cuestionario: “¿Cuál es el lugar del hombre?” Y la Madre Teresa de Calcuta seguía mostrándose contundente en la respuesta: “Donde sus hermanos lo necesitan”.

Una de las tareas a las que más tiempo dedicó la congregación fundada por Teresa de Calcuta fue la lucha contra la lepra, enfermedad a la que dio visibilidad debido a la elevada tasa de fallecimientos que hay en los países subdesarrollados como consecuencia de esta patología.

En una ocasión, una señora vio como la Madre Teresa de Calcuta bañaba a un leproso. Esta persona quedó impresionada por su labor. Tanto es así que comentó a la religiosa: “Yo no bañaría a un leproso ni por un millón de dolares”, a lo que la Madre Teresa contestó: “Yo tampoco porque a un leproso solo se lo puede bañar por amor”. No se puede decir más en una sola frase.