El Papa insiste en un llamamiento por la paz en el ángelus y recuerda los bombardeos en Japón
El Pontífice ha recordado una vez más los conflictos olvidados de Sudán y Myanmar y ha recordado los trágicos bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki hace 79 años
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El pasado domingo 11 de agosto, en la catequesis previa al ángelus, el Papa Francisco habló sobre la diferencia que existe entre escuchar la voz de Dios y la comodidad de rezar buscando reafirmarnos a nosotros mismos y lo que pensamos. Cuando vivimos así no existe espacio para que Dios nos pueda corregir, así lo explicaba Francisco a traves del Evangelio del domingo: "Es decir, puede suceder que en lugar de escuchar realmente lo que el Señor tiene que decirnos, busquemos en Él y en los demás solo una confirmación de lo que pensamos nosotros, de nuestras convenciones, de nuestros juicios" . Este muestra cómo los judíos se negaron a creer que Jesús de Nazaret, pobre, humilde y siendo tan normal pudiera ser el mesías y afirmar: "He bajado del cielo".
"Cuánto daño hace la cerrazón de corazón"
Los judíos en el Evangelio, comentaba Francisco, se encontraban encerrados en "sus esquemas rígidos", sin dar espacio a que Dios pudiera manifestarse de una forma distinta a la que ellos tenían en mente: "bloqueados en su fe". Muchas veces nosotros mismos vivimos bajo este mismo prisma, de tal forma que negamos que exista la posibilidad de que Jesús tenga algo que decirnos en medio de nuestra vida ajetreada, volvía a remitir al evangelio el Pontífice: "Tienen sus esquemas rígidos y no hay lugar en sus corazones para lo que no encaja en ellos, para lo que no pueden catalogar y archivar en las estanterías polvorientas de sus certezas". Insistía el Papa en que los judíos eran religiosos, pero que no por ello supieron reconocer al Hijo de Dios: "Realizan sus prácticas religiosas no tanto para escuchar al Señor, sino más bien para encontrar en estas una confirmación a lo que ellos ya piensan... Cuánto daño hace la cerrazón de corazón".
Llamamiento a la paz
Después de reflexionar en torno al evangelio insistió en la importancia de que nuestra oración no busque la afirmación propia, sino a Dios mismo y sus deseos de que nos preguntemos si realmente somos capaces de escuchar a Dios más alla de nuestros miedos: "La fe y la oración verdaderas abren la mente y el corazón, no los cierran".
Por último, el Papa antes de su despedida pidió por los fallecidos en un accidente de avión en Brasil, por los 62 fallecidos y sus familias e insistió en un llamamiento a la paz en los conflictos olvidados de Sudán y Myanmar. Recordó los trágicos bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki hace 79 años: "Mientras seguimos encomendando al Señor a las víctimas de aquellos hechos y de todas las guerras, renovemos nuestra intensa oración por la paz, especialmente por la martirizada Ucrania, Oriente Medio, Palestina, Israel, Sudán y Myanmar".