Regresa a Italia tras su liberación el misionero Luigi Maccalli, secuestrado en Níger desde septiembre de 2018
Junto a él han sido liberados el turista italiano Nicola Chiacchio, la cooperante francesa Sophie Pétronin y un político de Mali, Soumalia Cissé
Roma - Publicado el - Actualizado
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A primera hora de la tarde llegará a Roma el P. Pier Luigi Maccalli, de la congregación de las Misiones Africanas. La noticia de su liberación fue recibida con toque de campanas en las iglesias de la diócesis de Cremona, a la que pertenece.
El padre Maccalli, de 59 años, natural del pueblo de Madignano llevaba como misionero en África desde hace más de 20 años, primero en Costa de Marfil y luego en Níger. Fue secuestrado el 17 de setiembre de 2018, cuando se encontraba trabajando en una misión a 150 kilómetros de la capital Niamey.
Meses después sus raptores difundieron un vídeo en el que aparecía el sacerdote vestido con ropas tradicionales de la región, junto al turista italiano Nicola Chiacchio, del que se había perdido su rastro años atrás, raptado quizás durante unas vacaciones, mientras montaba en bicicleta, entre Níger y Malí. Los dos, visiblemente delgados en las imágenes, tan solo confirmaban sus identidades. Los secuestradores pertenecen a un grupo yihadista ligado a Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).
La liberación ha sido muy complicada y han intervenido los servicios de inteligencia italianos en colaboración con el gobierno de Mali. Se ha sabido que en este país en los últimos días se han excarcelado a un centenar de yihadistas. En estos momentos se desconoce si se ha tenido que pagar algún tipo de rescate.
El misionero que utilizaba el arma de la paz
Todos los que conocen al P. Pierluigi confirman que siempre proponía la paz y el diálogo como única solución para frenar los habituales conflictos en la zona.
Era feliz en su misión, junto al pueblo gurmancé de Bamoanga, a unos 125 kilómetros de la capital de Níger, Niamey. Gracias a su trabajo salieron adelante escuelas, una clínica, una farmacia, un centro de nutrición para paliar el hambre sobre todo de los más pequeños, y se pusieron en marcha cursos de formación para profesores y catequistas. Consiguió incluso que algunos niños con enfermedades difícilmente curables en Níger fueran trasladados a Italia y Francia para ser operados.
Hoy en día, dada la inseguridad que hay en la zona, ya no es posible que los sacerdotes vayan a Bomoanga regularmente para celebrar misa los domingos. Por este motivo la vida cristiana de la zona está confiada solo a los líderes locales y a los catequistas. Nadie duda que el P. Pierluigi, después de recuperarse un tiempo en Italia, querrá regresar a África lo antes posible.