Benedicto XVI y su relación con Antonio Arellano, su zapatero de confianza: "Es como un padre para mí"

El zapatero ha compartido con Eva Fernández sus vivencias con Ratzinger, a quien le fabricó sus célebres zapatos rojos. De ahí nació una relación que le ha cambiado la vida

Redacción Religión

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En el Museo de los Papas están expuestas una de las últimas vestimentas de Benedicto XVI. Una de las partes más conocidas de su atuendo eran los zapatos rojos, obra del zapatero Antonio Arellano, de cuya tienda era cliente frecuente Joseph Ratzinger. Un calzado que, por cierto, también es el que lleva el cuerpo yacente del Papa emérito.

La corresponsal de COPE en Italia y el Vaticano, Eva Fernández, ha tenido la oportunidad de conversar con el veterano zapatero semanas antes de la muerte del Santo Padre alemán. Durante la entrevista, Arellano asegura que se sintió emocionado en el momento en el que le comunicaron que Benedicto XVI necesitaba unos zapatos.

“Es increíble ver tu trabajo en la Santidad, verle caminando en televisión. Me han entrado ganas de superarme y mejorar las creaciones que hago. Tengo tanta satisfacción, la gente además alaba mi trabajo, dicen que son maravillosos. Hay gente que viene y me encarga de otros países, me traen regalos, como banderas de los países y se hacen fotos conmigo, por ser quién soy”, ha expresado.

Eva Fernández pudo comprobar 'in situ', en la tienda de Antonio Arellano, la cantidad de clientes que desfilaban. Y es que la zapatería se puede considerar una joya, donde se pueden ver fotografías, algunos de los artículos que vende...

Entre estas fotografías destaca la de Benedicto XVI apretándole la mano tanto a Antonio como a su hijo. El zapatero recuerda perfectamente cómo se fraguó aquella instantánea: “Le llevé los zapatos negros que él usa. Es una persona maravillosa, se preocupa, te pregunta cómo vas, te pregunta también sobre el trabajo, y a mi hijo también le preguntó. Es como un padre para mí".

La historia de Arellano está relatada en un libro escrito por él mismo, 'El zapatero del Papa', que incluye vivencias y anécdotas con los pontífices. Una de esas vivencias tuvo lugar cuando el zapatero vaticano cumplió 50 años.

“Estaba trabajando. Eran las diez de la mañana y todavía no había recibido ninguna llamada. En un momento llega el chófer del Papa Benedicto XVI que me dice: 'el Santo Padre te envía tu regalo y felicidades'. Fue una emoción y no me lo podía creer. Es una cosa maravillosa”, recuerda emocionado.

La relación entre Benedicto XVI y su zapatero continuó incluso tras la renuncia del alemán. No obstante, confiesa a Eva Fernández que cuando estalló la pandemia no pudo ir a visitarle: “Después del covid no, pero después de su renuncia sí. Después del covid es peligroso, es ancianito, pero sigue preguntando por él, para saber cómo está su santidad y le manda saludos. Son muy gentiles las personas que vienen con él. No me olvido de él”, ha precisado Arellano.

Preguntado por cómo definiría a la figura de Benedicto XVI, Antonio Arellano no duda en asegurar que era “una persona fantástica. Una gran pérdida porque es un padre para mí. No quisiera que se hable de esto, yo quiero que viva otros 30 años más” (recordar que la entrevista se hizo antes de su muerte).

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