El Papa Francisco besa los pies a los gobernantes de Sudán del Sur: Un gesto que marcó una visita

"Permanezcan en paz. Habrá luchas entre ustedes, pero que se queden en los despachos; ante el pueblo ¡unan sus manos!": Así les rogó, y acto seguido realizó el histórico gesto

Redacción Religión

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Ocurrió el 11 de abril de 2019, y es sin duda una de las imágenes más impactantes del pontificado. Durante una audiencia con los líderes políticos de Sudán del Sur, Francisco se agachó y les besó los pies. Primero al presidente Salva Kiir, luego a su vicepresidente y rival Rieck Machar.

Ambos acababan de participar, junto a los otros tres vicepresidentes del país, en un retiro espiritual de dos días en Casa Santa Marta. El evento había sido organizado para crear un clima propicio que ayudara a implementar el acuerdo de paz que se había alcanzado en Addis Abeba en septiembre del año anterior. El documento estaba firmado, pero otra cosa era aplicarlo, llevarlo a la práctica.

“Permanezcan en paz. Habrá luchas entre ustedes, pero que se queden en los despachos; ante el pueblo, ¡unan sus manos! Comenzaron un proceso: que termine bien”, les rogó, y acto seguido les besó los pies para remarcar la trascendencia de ese llamamiento.

San Juan Pablo II, cuando hacía un viaje internacional y descendía del avión, solía besar el suelo del país al que llegaba. No era una tradición, sino un gesto de respeto y cariño hacia la tierra que lo acogía. Aquí Francisco quiso mostrar ese mismo respeto y amor a Sudán del Sur —el país más joven de África, nacido en 2011— en la persona de sus enfrentados dirigentes.

Un gesto de marcado carácter ecuménico

El Pontífice siempre había expresado su deseo de poder viajar un día a esa tierra. Sabía del sufrimiento de sus gentes, víctimas de hambrunas, de desplazamientos y de guerras eternas: primero con el vecino del norte por la independencia, y luego una contienda civil por el control del poder y de los recursos naturales, petróleo, sobre todo.

El pasado mes de febrero, después de un primer aplazamiento del viaje a causa de sus problemas físicos, Francisco pudo por fin ver cumplido su deseo. La suya ha sido una visita que también ha roto moldes, pues no ha ido solo, sino en compañía del primado anglicano, Justin Welby, y del moderador de la Iglesia de Escocia, Iain Greenshields. Un gesto este, el de acudir con otros líderes cristianos, de marcado carácter ecuménico y que ya tuvo un precedente en su viaje a la isla griega de Lesbos de 2016, a la que fue en compañía del patriarca Bartolomé de Constantinopla y el arzobispo Ieronymos de Atenas.

En Yuba, la capital de Sudán del Sur, Francisco volvió a exigir a los políticos que construyan la paz. “Ha llegado la hora de decir basta, sin condiciones y acusaciones recíprocas sobre quien haya sido culpable, basta de dejar al pueblo sediento de paz”, pidió. Hay que desterrar para siempre —añadió— “el odio, el tribalismo, el regionalismo y las diferencias étnicas”. El camino a seguir tiene que ser el de “respetarse, conocerse y dialogar”, porque “si detrás de cada agresión hay rabia y rencor, y detrás de cada rabia y rencor está el recuerdo de las heridas, humillaciones y errores que no se han sanado”, no se avanzará jamás.

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