Francisco, a las víctimas del terremoto de L 'Aquila: "Con palabras no se va el dolor, sino con cercanía"

Los familiares de las víctimas del terremoto de 2009 que costó la vida a 300 personas han recibido el mensaje de aliento del Papa: "Jesús no deja caer una sola lágrima en vano"

Francisco, a las víctimas del terremoto de L 'Aquila: "Con palabras no se va el dolor, sino con cercanía"

José Melero Campos

Publicado el - Actualizado

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La emoción y las lágrimas han marcado la visita del Papa Francisco a la plaza de la catedral de L' Aquila, donde ha transmitido un mensaje de esperanza a los familiares de las 300 víctimas mortales del terremoto ocasionado en esta ciudad italiana en abril del año 2009.

Es la primera parada que ha hecho el Santo Padre en su estancia en la capital de la región de los Abruzos, en el centro de Italia, hasta donde se ha desplazado para abrir la Puerta Santa de la basílica de Santa María de Collemaggio para dar inicio al 'Perdón Celestiano'.

Tras ser recibido por las autoridades a su llegada a L' Aquila, el Pontífice ha llegado a la plaza de la catedral, donde cientos de personas se congregaban para recibir unas palabras de aliento que en los últimos años tanto ha sufrido por las consecuencias de aquel sismo.

“Quiero expresar mi cercanía y agradecer su testimonio de fe pese al dolor y desconcierto que pertenece a nuestra fe de peregrinos. Dios con amor ha redimido el dolor y la muerte del sinsentido”, ha comenzado expresando desde el atrio de la plaza Francisco.

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"Las bonitas palabras ayudan pero el dolor permanece"

El obispo de Roma ha recordado la carta que recibió de uno de los familiares que perdió en el terremoto de 2009 a sus dos hijos adolescentes, para de esta manera afirmar que “Jesús les ha devuelto entre los brazos del Padre, que no deja caer una sola lágrima en vano, sino que las recoge todas en su corazón misericordioso”.

“En ese corazón está escrito el nombre de sus seres queridos que ha pasado a la Eternidad. La muerte no puede romper el amor. La vida no se les quita, sino que se les transforma. Pero el dolor está, existe. Las bonitas palabras ayudan pero el dolor permanece. Con las palabras no se va el dolor, solo con la cercanía, el afecto, el ayudarnos como hermanos para ir adelante. O somos un pueblo de Dios o estamos solos. Así no se resuelven los problemas dolorosos como este”, ha continuado expresando el Papa ante la atenta mirada de los asistentes, muchos de ellos con sus ojos bañados en lágrimas.

Francisco ha felicitado al pueblo de L' Aquila por su esfuerzo a la hora de reconstruir el patrimonio dañado por el sismo. En este sentido, ha manifestado que “la memoria es la fuerza de un pueblo, y cuando está iluminada por la fe no queda prisionero del pasado, sino que camina hacia el futuro, haciendo tesoro de sus experiencias pasadas, buenas y malas”.

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"La reconstrucción es fruto del compromiso de todos"

Así las cosas, el Santo Padre ha hecho hincapié en la capacidad de resiliencia de los habitantes de esta ciudad del centro de Italia, “radicada en su tradición cristiana, que les ha permitido superar el impacto del terremoto y comenzar el trabajo de reconstrucción. Estaba todo por reconstruir, las casas, iglesias, escuelas... pero ustedes lo saben, se hace junto con la reconstrucción espiritual y cultural. El renacer personal y colectivo, después de una tragedia, es fruto del compromiso de todos y cada uno. Subrayen ese todos juntos, no pequeños grupos”, ha puntualizado.

Asimismo, Francisco también ha tenido un recuerdo especial para los presos presentes en el acto, y que se encuentran en los diferentes centros penitenciarios de la región de los Abruzos: “En las cárceles hay demasiadas víctimas. Son un signo de esperanza en la reconstrucción humana y social. A todos, les renuevo mi saludo y les bendigo de corazón”, ha expresado el Papa, quien en silla de ruedas volvió a dirigirse en su papamóvil hacia la Basílica de Santa María di Collemaggio para continuar con su agenda.

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