Francisco reclama más protagonismo social de la mujer y los jóvenes para alcanzar la paz y un mundo más justo
En su discurso final en el Congreso de Líderes de Religiones Mundiales celebrado en Kazajistán, el Papa pide a los gobernantes mirar al humano por encima de estrategias económicas
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El Papa Francisco ha reclamado mayor protagonismo de la mujer y de los jóvenes en la sociedad para alcanzar el anhelo de un mundo más justo y pacífico. Así lo ha manifestado en su declaración final con el que se pone fin al VII Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales en Kazajistán.
Para el Santo Padre es urgente alcanzar la paz para que los conflictos militares de hoy no tengan “un nefasto efecto dominó” y comprometer “el sistema de relaciones internacionales”.
No obstante, Francisco ha matizado que la paz no es solo la ausencia de guerra, sino alcanzar la justicia que “brota de la fraternidad, crece a través de la lucha contra la injusticia y la desigualdad, se construye tendiendo la mano a los demás. Nosotros, que creemos en el Creador de todos, debemos estar en primera línea para irradiar una convivencia pacífica. Debemos dar testimonio de ella, predicarla, implorarla”.
“Por eso, la Declaración exhorta a los líderes mundiales a detener los conflictos y el derramamiento de sangre en todo lugar, y a abandonar retóricas agresivas y destructivas. Les rogamos, en nombre de Dios y por el bien de la humanidad: ¡comprométanse en favor de la paz, no en favor de las armas! Sólo sirviendo a la paz, el nombre de ustedes será grande en la historia”, ha expresado el Santo Padre.
“La mujer cuida y da vida al mundo”
A juicio de Francisco, esta ausencia de paz se debe a la falta de ternura y capacidad de generar vida. Elementos que se propician dando mayor protagonismo a la mujer: “La mujer cuida y da vida al mundo, es camino hacia la paz. Por eso apoyamos la necesidad de proteger su dignidad, y de mejorar su estatus social como miembro de la familia y de la sociedad con los mismos derechos”, ha explicado el Papa, quien ha pedido “confiar roles y responsabilidades mayores” a este colectivo.
“Los jóvenes son los que más invocan la paz”
Por otro lado, los jóvenes es el tercer factor que se ha de potenciar para alcanzar la paz y el cuidado de la Creación: “Ellos son los que, más que otros, invocan la paz y el respeto por la casa común de la Creación. En cambio, las lógicas de dominio y de explotación, el acaparamiento de los recursos, los nacionalismos, las guerras y las zonas de influencia trazan un mundo viejo, que los jóvenes rechazan, un mundo cerrado a sus sueños y a sus esperanzas. Así también, religiosidades rígidas y sofocantes no pertenecen al futuro, sino al pasado”, ha declarado.
Francisco reivindica el congreso como símbolo de unidad contra los extremismos
El Papa Francisco ha calificado de “etapa importante” la que ha marcado la celebración del congreso en Kazajistán, nacido en 2003 con el fin de aportar diálogo entre las tradiciones religiosas y “concordia entre los pueblos”.
“Después de los sucesos del 11 de septiembre de 2001, era necesario reaccionar, y reaccionar juntos, ante el clima incendiario que la violencia terrorista quería provocar y que amenazaba con hacer de las religiones un factor de conflicto. Sin embargo, el terrorismo de matriz pseudorreligiosa, el extremismo, el radicalismo, el nacionalismo alimentado de sacralidad, fomentan todavía hoy temores y preocupaciones en relación a la religión. Por eso en estos días ha sido providencial reencontrarnos y reafirmar la esencia verdadera e irrenunciable de la misma”, ha expuesto.
En su declaración ha alertado de las divisiones y el odio que sigue creciendo en un mundo cada vez más globalizado: “Hay demasiado odio y divisiones, demasiada falta de diálogo y de comprensión del otro; esto, en el mundo globalizado, resulta aún más peligroso y escandaloso. No podemos salir adelante conectados y separados, vinculados y desgarrados por tanta desigualdad”, por lo que ha agradecido los esfuerzos realizados durante el congreso “en favor de la paz y la unidad”.
En este sentido, ha expuesto que cualquier forma de violencia, radicalismo o terrorismo “no tienen relación alguna con el auténtico espíritu religioso y han de ser rechazados con la más resuelta determinación, han de ser condenados, sin condiciones y sin peros”.
El vínculo entre la política y la trascendencia
El Santo Padre ha reivindicado el vínculo existente entre la política y la trascendencia: “Una sana coexistencia que conserve los ámbitos diferenciados. Distinción, no confusión ni separación. No a la confusión, por el bien del ser humano, que necesita, como el águila, un cielo libre para volar, un espacio libre y abierto al infinito que no esté limitado por el poder terreno. Por otro lado, una trascendencia que no debe ceder a la tentación de transformarse en poder, pues de otro modo el cielo caería sobre la tierra, el “más allá” divino quedaría atrapado en el hoy terreno, el amor al prójimo en elecciones partidistas”.
Asimismo, Francisco ha recordado que durante el congreso las órdenes religiosas han exigido a los gobiernos y a las organizaciones internacionales que apoyen a los grupos religiosos y a las comunidades étnicas que han sufrido violaciones a sus derechos humanos y a sus libertades fundamentales, y violencia por parte de extremistas y terroristas, también como consecuencia de guerras y conflictos militares: “
Sobre todo, es necesario comprometerse para que la libertad religiosa no sea un concepto abstracto, sino un derecho concreto. Defendamos para todos el derecho a la religión, a la esperanza, a la belleza, al cielo”.
“Miren bien al ser humano por encima de los objetivos económicos”
Al hilo de esta petición, el obispo de Roma hacía hincapié en que la Iglesia Católica siempre anuncia “la dignidad inviolable de cada persona, creada a imagen de Dios, cree también en la unidad de la familia humana. Cree que todos los pueblos forman una comunidad, tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la faz de la tierra”.
Asimismo, Francisco ha manifestado que el hombre es también el camino de todas las religiones, por lo que ha insistido en la necesidad de que “se mire el bien del ser humano” por encima “ de los objetivos estratégicos y económicos, más que a los intereses nacionales, energéticos y militares, antes de tomar decisiones importantes”.
El Santo Padre considera que antes de tomar decisiones de calado, “se mire a los niños, a los jóvenes y a su futuro, a los ancianos y a su sabiduría, a la gente común y a sus necesidades reales. Y nosotros alzamos la voz para gritar que la persona humana no se reduce a lo que produce y obtiene, sino que debe ser acogida y nunca descartada”, ha subrayado.
El Papa ha reivindicado a las religiones como agente para “dar testimonio de la existencia de un patrimonio espiritual y moral común, que se funda sobre dos pilares: la trascendencia y la fraternidad. La trascendencia, el “más allá”, la adoración. Es bonito que cada día millones y millones de hombres y de mujeres, de diferentes edades, culturas y condiciones sociales, se reúnen para orar en innumerables lugares de culto. Es la fuerza escondida que hace que el mundo avance”.